Juan Manuel Carli y Claudia Ramírez son oriundos de Olavarría. Este fin de semana hicieron escala en Bahía Blanca. En el minibús “Puerto Argentino”, nombre que le impusieron en reconocimiento a los ex combatientes de Malvinas, esta pareja recorre la Argentina y pretende unir Usuahia con Alaska.
Instalados en Urquiza al 1000, a la altura del Paseo de las Esculturas, estos viajeros hablaron con La Brújula 24 sobre el cambio de vida que realizaron y de los efectos que eso les generó.
Carli tiene un hijo y Claudia cuatro, todos mayores de edad, que entendieron la necesidad de la pareja de modificar el estilo de vida que llevaron hasta marzo de este 2023. “Yo tenía una empresa de transporte de pasajeros hasta que la vendí. De hecho este vehículo era uno de los que se usaba para llevar trabajadores a las fábricas en Olavarría y, la verdad, no extraño para nada todo eso”, expresó el hombre. “Tenemos paz y nos olvidamos de horarios, del estrés y presiones laborales. Es sano no estar pendiente del celular”, agregó Carli.
La pareja sustenta el periplo vendiendo artesanías que ellos mismos fabrican con madera. También hacen corazones en tela, atrapasueños, atrapasoles, arco iris, biyouterie, y cuadritos. Llevan recorridos más de 3.500 kilómetros y esperan llegar al extremo más distante de América del Norte.
“En todos lados nos tocó conocer gente muy buena y lugares muy recomendables”, precisó Carli. “Bella Vista e Ituzaingó, en Corrientes, tienen playas muy bonitas. Nos trataron de maravilla allí. Hasta el cura de la iglesia bendijo a ‘Puerto Argentino’ y se sacó fotos”, señalo el turista, para hacer una reflexión que invita a pensar.
“Tenemos una sola vida. A los que están pensando por largarse los animo a que den ese paso adelante. Yo iba a Claromecó seguido, a trabajar o por unas vacaciones cortitas; cuando fuimos ahora, lo viví de otra manera”, enfatizó.
Un recorrido inicial que se amplió
“De Olavarría salimos el 19 de marzo. Nos despidieron familiares, amigos y la verdad que lloramos mucho…lo bueno es que estamos en contacto gracias a Internet. Hicimos de Claromecó a Villa Gesell y cruzamos la provincia hasta Entre Ríos. Por algunas ciudades no paramos y en otras, caso Villa Paranacito, terminamos quedándonos 9 o 10 días”, manifestó Carli.La venta de artesanías, además de un ingreso fundamental, también le permite a la pareja relacionarse. “Mirábamos muchos videos de gente rodantera y nos gustó. Él vivía todo el día trabajando, no tenía vida; renegaba, no comía y dormía mal. De vender artesanías se vive y, lo más importante, ganamos la paz”, expresó Claudia.
“Teníamos la necesidad de mejorar nuestro estilo de vida sin esperar que nos agarre un ACV o algún achaque. Si bien ‘Puerto Argentino’ no tiene la comodidad de una casa, nos encanta vivir así. Conocemos rodanteros como los bahienses de Tirando Aromas y nos pasamos información valiosa: lugares para parar, dónde es más seguro o que hay wifi o que es un buen espacio para vender artesanías. La idea era conocer Bolivia y, con el sí de ella, redoblé la apuesta: ‘¿Y si llegamos hasta Alaska…?’ Veremos hasta donde el cuerpo aguante…”, cerró Carli.
En el Instagram somosaustrales se puede seguir el recorrido.
FUENTE LA BRUJULA
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