María Elena es la madre de Rocío Ledesma, la destacada judoca de Río Grande que va a representar a nuestro país con la Selección Argentina de Judo en los Juegos Paralímpicos Paris 2024 que se van a realizar entre el 28 de agosto y el 8 de septiembre.

En diálogo con Aire Libre, la joven promesa del judo fueguino y nacional comentó que “prometí no irme a lo técnico, pero no es un problema de salud sino un problema más del lado social porque son inconvenientes de alguna manera. A una compañera no la aceptaron en la escuela porque le dijeron que no aceptaban a una persona con dos problemas, y ella le dijo que era ciega, pero que problemas tenemos todo el mundo.”

Según relató Rocío, “en mi caso fui perdiendo la visión, si bien nací con una disminución, y con respecto a lo auditivo, no es que soy sorda, sino que pasa por la comprensión de las palabras sobre todo cuando hay mucho ruido, como, por ejemplo, en un gimnasio entrenando con mucha música me cuesta interpretar lo que la gente dice. Hoy tengo 26 años y yo elegí el judo casi por casualidad porque yo hacía danza clásica desde los tres años hasta los siete. Nosotros venimos desde Corrientes a buscar una mejor vida a la isla.”

Continuando con su historia, precisó que “mi profe de danza viajó por una capacitación y mi tío había venido desde Chaco y empezó su escuela de Judo y como él no tenía alumnos, me fui a judo porque tampoco tenía profesora de judo. Acá en la isla empecé directamente en la Escuela Municipal donde estaba Maxi Cabia, Ricardo Costilla y Diego. Tenía nueve años en ese entonces. Después tuve mudanzas como mucha gente en la isla y conocí a la sensei Graciela Álvarez y empecé a entrenar con ellos en el SUM del Barrio Ecológico. A los 12 años comencé con el alto rendimiento con la mira puesta en los Juegos Paralímpicos. Yo empecé en la preselección Argentina a fines del 2011 y competí como juvenil en 2013 y en 2015 entré como la deportista más joven de mi Selección Argentina. Por suerte se suman muchos chicos y hay gente joven. Sigo siendo la más joven de la Selección Argentina.”

Consultada sobre las expectativas de cara a los Juegos Paralímpicos de París, “es uno de mis mayores sueños y objetivos a los que puede aspirar un deportista. Ahora estoy viviendo en el CENARD y me dieron esta semana libre para que pueda venir a Río Grande a visitar a la familia. Allá entrenamos de lunes a sábados.”

Su madre compartió que “la primera vez que acompañé a Rocío a un torneo lloré mucho desde que entró hasta que salió porque ella era súper delicada, hacía danza clásica y era muy pequeño y después la vi luchando y la tiraban en la colchoneta y pensaba que la iban a romper, pero siempre le gustó la adrenalina es súper salvaje y si bien me daba impresión, la acompañé.”

“En esta etapa descubrimos sus problemas de visión y uno trata de protegerlos como padres, pero me di cuenta que no era la forma porque en algún momento va a quedar sola y tiene que saber manejarse y vivir la vida de la mejor manera posible, con lo cual es mejor alentar a la independencia a pesar de la discapacidad que tiene, hay que facilitarles herramientas para que pueda desenvolverse en la vida.”