El consejo directivo de la Confederación General del Trabajo (CGT) definió su estrategia para abril, marcando una nueva etapa de confrontación con el Gobierno. La agenda gremial incluirá una movilización el miércoles 9 de abril, seguida de un paro general el jueves 10. Además, las organizaciones sindicales ratificaron su participación en la convocatoria por el 24 de marzo, consolidando así su presencia en las calles.

El clima de tensión entre la central obrera y el Ejecutivo se profundizó tras los incidentes ocurridos el pasado 12 de marzo en el Congreso, durante el debate de la Ley Ómnibus. Aquella jornada, marcada por la represión, significó un quiebre en la relación con la gestión de Javier Milei, que hasta ese momento mantenía un canal de diálogo con los sindicalistas.

El giro en la postura de la CGT se reflejó en los comunicados emitidos tras los hechos y en las declaraciones de sus principales referentes. En este contexto, el pasado miércoles, durante el congreso de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) en homenaje al Papa Francisco, el dirigente Héctor Daer dejó en claro el endurecimiento de la estrategia gremial. Allí, no solo citó al sumo pontífice, sino que también anticipó la construcción de un nuevo paro general, el tercero contra la administración libertaria. Además, confirmó que la UTEP se sumará a la medida, ampliando así la base de adhesión a la protesta.

Mientras tanto, desde el oficialismo minimizan el impacto de las medidas anunciadas por la CGT. Según declaraciones de la vocería presidencial, en la Casa Rosada consideran que “no hay motivos para un paro” y descartan que las protestas alteren el rumbo del Gobierno.

Con este escenario, abril se proyecta como un mes clave para la disputa entre el movimiento sindical y la administración Milei, con las calles como principal escenario de confrontación.