Mi nombre es Romina Lemos Pereyra, tengo 41 años, vivo en Ushuaia Tierra del Fuego Antártida e Islas del Atlántico Sur. Hace 21 años que me dedico a la docencia y junto a mi esposo Néstor (también docente) y nuestros 2 hijos Ignacio y Mora, nos aventuramos a emprender la maravillosa experiencia de vivir en uno de los lugares más inhóspitos prístino del mundo. En ese entonces nos trasladamos a la estación científica denominada Base Antártica Esperanza la cual alberga entre cinco/siete familias y por ello se encuentra la única escuela del continente Antártico.
Poder desempeñarnos como docentes de esa escuela era un anhelo que teníamos como familia, más allá de la distancia y hostilidad que caracteriza al lugar, no dudamos en emprender el desafío. Fue mucho tiempo de preparación, chequeos médicos y armado de la mudanza, por las dudas hay que llevarse todo para un año, no sólo lo que necesita la familia, sino también lo de la escuela. Inventamos en 2 oportunidades en el año 2016 y 2019, en las que pudimos enseñar en la Escuela provincial N°38 presidente Raúl Ricardo Alfonsín de modalidad rural, con aulas plurigrado, con una matrícula que osciló entre los 12 a 16 estudiantes de diferentes niveles educativos.
Explorar, conocer, disfrutar, trabajar el sentido de pertenencia del sector Antártico Argentino y la importancia a nivel mundial de este continente fueron pilares en la enseñanza, más allá de los contenidos propios de cada grado/nivel que establece el diseño curricular provincial.
Brindar la posibilidad de conocer in situ todo lo que hay en la base, desde instalaciones, geografía, relieve, fauna y lo que concierne a la actividad antártica fue algo que brindó una mirada poco conocida, de esa manera poder generar en los estudiantes el sentido de pertenencia y soberanía de nuestra patria en esas gélidas latitudes y que además sean agentes multiplicadores en sus lugares de residencia o una vez que regresen nuevamente a sus lugares de origen.
La docencia en este lugar tiene un plus agregado, no solo por el lugar específico donde esta emplazada la escuela, sino por lo emocional, profesional y sin dudas lo maravilloso de poder vivirlo en familia.
La emoción y nostalgia nos invade constantemente, cuando recordamos nuestra vivencia en la Antártida Argentina, mucho más cuando recordamos la frase que marca a todo antártico/a “Cuando llegaste apenas me conocías, cuando te vayas me llevarás contigo"… y así fue que este lugar, nos robó un pedazo de nuestros corazones, marcando para siempre nuestras vidas.
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