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Recibimos tal cantidad de estímulos a lo largo de la jornada que no me preocupa que pasen unos días y olvidarme de algo que ocurrió o me contaron semanas atrás. Es normal, o al menos de eso me intento autoconvencer. Sin embargo, hablando con la experta Ana María Urbano, psicóloga del Centro psicológico Cepsim, podría tratarse de estrés .
Al parecer, podemos enumerar diversos factores que están involucrados en las pérdidas de memoria involuntarias, tanto en jóvenes como en adultos mayores: «Muchos de estos factores no son debidos a una alteración en el funcionamiento de la memoria, sino a interferencias de otras capacidades cognitivas, como la atención , o por ciertas sustancias o el uso de medicamentos», dice la experta, y cita tres:1. Pérdida de memoria por causas de salud, que en la mayoría de los casos tienen tratamiento. «Los efectos secundarios de algunos medicamentos, no seguir una adecuada alimentación carente de vitamina B6, B9 y B12, el abuso de alcohol , patologías orgánicas, problemas emocionales ( depresión y Trastorno de Estrés Postraumático) pueden provocarlo», dice la psicóloga.
2. Pérdida de memoria por estrés, ansiedad u otros problemas emocionales. Cuando estamos en periodos de estrés, aumentan los niveles de cortisol y si este aumento de cortisol es mantenido en el tiempo es cuando tenemos dificultades para recordar y recuperar información. Además, cuenta Ana maría Urbano que si la liberación de cortisol es constante, provocará una reducción en la segregación de endorfinas, relacionada con la capacidad de disfrute en las actividades.
«Actualmente la pérdida de memoria por estrés es muy frecuente. Las situaciones de olvido, retención o recuperación de información la vemos con cotidianidad, lo que desconocemos es su relación con el estado emocional», cuenta la experta del Centro psicológico Cepsim .
3. Pérdida de memoria por la edad y el envejecimiento normal: «Con la edad, las capacidades cognitivas se ven mermadas, y la memoria es una de ellas», recuerda la psicóloga. Esta puede deteriorarse sin que se traduzca en presencia de patología. No obstante, si aparece sintomatología más severa, podemos estar hablando de Deterioro Cognitivo Leve, o si es más grave, de una Demencia. «En el envejecimiento normal se puede dar el olvidarse de realizar un pago mensual, no recordar qué día es y acordarse más tarde, no saber qué palabra usar, perder cosas de vez en cuando...», señala.
Eso sí, cuando hay patología ocurre que no pueden recordar cosas, hacen la misma pregunta o repiten la misma historia una y otra vez, se pierden en lugares conocidos, desorientación del tiempo, personas y lugares, dificultad para manejo económico, etc.
Pon fin a la pérdida de memoria
El cerebro es como un músculo: cuanto más se usa, más fuerte es. Pero si el cerebro no recibe los nutrientes necesarios, o si la persona deja de ejercitar sus habilidades sociales y cognitivas, la pérdida de memoria irá en aumento. Por ello, explica Ana María Urbano que una vida activa y saludable es beneficioso para la memoria: «Adoptar hábitos saludables contribuye al fortalecimiento de la memoria». Seguir estas pautas nos ayudará:
- Llevar una dieta equilibrada.
- Buen descanso y sueño reparador.
- Hacer ejercicio.
- Vida social activa.
- Evitar la rutina: incluye actividades que te estimulen.
- Enfoca tu atención en la tarea que realizas: no actúes en modo piloto automático y tomar conciencia de lo que haces.
- Ejercicios mentales cotidianos: intenta memorizar el número de móvil de familiares o amigos, tu agenda…
- Ejercicios de entrenamiento cerebral: crucigramas, aprender a tocar un instrumento musical, juegos…
- Incorporar estrategias memorísticas: puede ser útil relacionar lo que estás tratando de retener con una de tus canciones favoritas, por ejemplo.
- Apóyate de recursos que te faciliten tu día: agenda, calendario…
- Realización de actividades como lectura, escritura, aprender un idioma.
- Identificar estresores y manejarlos.
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