
Con el inicio del ciclo escolar, la salud de los niños y adolescentes cobra una relevancia particular. Más allá de tener listos los útiles y el uniforme, resulta fundamental asegurar que los estudiantes cuenten con la protección inmunológica necesaria para enfrentar el contacto cercano que se da en el ámbito educativo.
Diversas autoridades sanitarias destacan que el entorno escolar expone a los infantes a una amplia red de contactos y a la constante manipulación de objetos, lo que incrementa la posibilidad de transmisión de virus y bacterias. En este sentido, el Ministerio de Salud de la Nación enfatiza la importancia de adherirse al Calendario Nacional de Vacunación, ya que las dosis de refuerzo y el inicio de nuevos esquemas garantizan la eficacia de las inmunizaciones recibidas durante la infancia.
La doctora Mónica Foccoli, jefa de la Sección de Infectología del Hospital de Clínicas General José de San Martín, subrayó que “la vacunación ha sido determinante para reducir la mortalidad por enfermedades graves como la meningitis y el fallo hepático por hepatitis A”. Según Foccoli, el cumplimiento del calendario no solo protege a los niños, sino que también contribuye a mantener el control sobre enfermedades que, de no haber sido inmunizadas, podrían reintroducirse en la población.
En particular, para el ingreso a la educación primaria, se recomienda que los niños de cinco años reciban refuerzos clave. Estos incluyen la dosis de la vacuna triple viral, que protege contra el sarampión, la rubéola y la parotiditis, así como la aplicación de la vacuna triple bacteriana. Además, se evalúa la posibilidad de adelantar algunas de estas dosis para reducir aún más el riesgo de brotes, especialmente del sarampión.
El control y la prevención de enfermedades no se limitan a la infancia. En adolescentes, se destaca la importancia de recibir la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) a los 11 años, ahora simplificada a una sola dosis, y se refuerzan otras inmunizaciones como la anti-meningococo tetravalente. Estas acciones forman parte de una estrategia integral que, junto a la provisión de agua potable, busca asegurar la salud de la población.
Es crucial que, junto con la vuelta a clases, se aproveche la ocasión para revisar el carnet de vacunación. Las consultas periódicas con pediatras, odontólogos y oftalmólogos permiten detectar y subsanar cualquier deficiencia en el esquema de inmunización, situación que se ha visto afectada durante la pandemia y que aún requiere atención para recuperar las coberturas adecuadas.
A modo de resumen, entre las vacunas obligatorias para niños de 0 a 5 años se encuentran:
- Polio: Vacuna contra la poliomielitis, que ha permitido mantener al país libre de casos desde 1984.
- Triple viral: Protege contra sarampión, rubéola y paperas.
- Triple bacteriana celular: Previene difteria, tétanos y tos convulsa.
- Varicela: Con una primera dosis a los 15 meses y un refuerzo al ingresar a la escuela.
- Hepatitis B: Continuación o inicio del esquema de vacunación, si no se completó en la infancia.
- Triple viral: Para mantener la inmunidad contra sarampión, rubéola y paperas.
- Triple bacteriana acelular: Enfocada en la protección contra difteria, tétanos y coqueluche.
- Vacuna contra el VPH: Ahora aplicada en una sola dosis para aumentar la cobertura.
- Vacuna anti-meningococo tetravalente y, en zonas de riesgo, vacuna contra la fiebre amarilla como refuerzo.
Compartinos tu opinión