La situación procesal de Diego Miguel Ferreyra Colautti de 23 años está cada vez más complicada luego de que al menos 4 personas lo vieran ingresar o egresar de la casilla donde fue asesinado Alberto Altamiranda (59) en las horas previas a las que fue encontrado el cuerpo el pasado 12 de enero en una casilla del barrio La Oca.

Al parecer varias personas habrían visto a Colautti visitar al occiso en reiteradas oportunidades, pero puntualmente días u horas previas a ocurrido el asesinato. Si bien el cuerpo de Altamiranda fue encontrado el día 12 de enero, la autopsia reveló que había sido asesinado antes, aproximadamente 48 horas, informaron fuentes policiales.

En rueda de reconocimiento hubo al menos 4 testigos que identificaron a Colautti como una persona que visitaba regularmente a Altamiranda. Pero el testimonio coincidió con que el acusado lo visitaba siempre a principio de mes, ya que al parecer la víctima percibía alguna especie de pensión.

En el interior de la precaria casilla, la cual tenía reducidas dimensiones, se sospecha que ambos consumían bebidas alcohólicas, aunque no trascendió hasta el momento el motivo que habría originado tremendo desenlace.

El perro que llevó al sospechoso

Cabe señalar que la detención de Colautti tuvo la particularidad de que fue un perro el que llamó la atención de los vecinos, ya que siempre lo acompañaba cuando visitaba a Altamiranda.

Si bien la detención del sospechoso se produjo a las 4 horas de encontrado el cuerpo, la información de los vecinos sobre el muchacho con el perro fue clave. Es más, la policía logró saber la identidad debido a que días antes una mujer había hecho una denuncia policial por la sustracción de elementos de la vivienda en la que residía. En dicho hecho dijo sospechar de su ex pareja como el autor, ya que sólo se había llevado pertenencias propias y un perro de raza dogo.

La Policía al tomar conocimiento de que el perro era de la misma raza y color al que señalaban los vecinos, es que se llegó a identificar Colautti, quien quedó expuesto por concurrir a la casa de la víctima con el can al menos una vez por mes.