Oriana Gonzáles es la hija adoptiva de Gladys Moledo, la mujer de 53 años que fue hallada sin vida el pasado 9 de septiembre en el domicilio de calle Monte Independencia N° 113 de la Margen Sur en Río Grande. La autopsia realizada por la perito forense determinó que la mujer murió como producto de 9 apuñaladas que le asestaron en distintas partes del cuerpo.
En una entrevista exclusiva con Minuto Fueguino, Oriana relató lo sucedido esa noche tras ser una de las primeras personas detenidas a las pocas horas del crimen.
“Fue bastante difícil y complicado para mí, fue duro. Salí al boliche el día domingo con mis amigas y después me volví a la casa de mi ex novio a las 6 de la mañana” comentó la joven.
“Ella (Gladys) me mando mensaje como a las 8:30, yo le respondí, esa fue la última conversación que tuve con ella. Después a las 1 me entero que había fallecido, me llega un mensaje de mi hermano diciendo que se había suicidado primero, entonces yo voy a mi casa en bici y ahí me dijeron que había dejado una carta”, añadió.
Recordemos que el hecho fue descubierto por su esposo Víctor Gonzáles, quien regresaba de a su domicilio luego de trabajar. Debió forzar la cerradura, encontrándose con la mujer que yacía en el suelo sin vida.
“Me esposaron y me llevan a la comisaria, estuve incomunicada por tres días. Hablé con mi abogado, me contó porque yo estaba ahí, que me habían acusado de homicidio por mi madre. Declaré y estuve detenida por dos semanas, hicieron el funeral y una marcha, ahí me acusaban de un montón de cosas”, aseveró Oriana.
Al momento de brindar su testimonio ante el juez de Instrucción, Cesari Hernández, negó todo tipo de participación y dio cuenta de un conflicto en torno a su pequeña hija que fue dada en adopción a la familia Blanco. Cabe destacar que en la actualidad son cuatro los imputados, Gastón Eduardo Blanco, Juan Ramón Gómez, José Gómez (los tres con prisión preventiva y un menor) que se encuentran procesados como coautores de homicidio doblemente agravado por alevosía y por haber sido cometido con el concurso premeditado de dos o más personas.
“Iba a dar en adopción a mi hija a la familia Blanco, yo no tenía ninguna mala intención, quería solamente un padre y una madre, un ambiente amoroso para ella. No es que yo no lo sea, pero es que estaba sola y quería enfocarme en los estudios. Pensaba que mi nena se merecía algo mejor, como yo que soy adoptaba y me tocó una familia linda, me tocó unos padres hermosos, quería lo mismo para mi hija”, dijo la joven. Por consiguiente, agregó: “Encontré a la familia Blanco, los tíos de mi mejor amiga, esa era la conexión que teníamos con ellos. Le comenté esto a mis padres y les presenté a la familia. Ellos habían hablado, todo estaba tranquilo, después empecé a ver cosas que no me gustaron y con mi mamá íbamos a poner un abogado para recuperarla”.
En ese aspecto, expuso, “simplemente la nena tenía el apellido de ellos, yo estaba esperando cumplir la mayoría de edad para hacer todo porque tenía 17 años. Luego de eso pasó una semana más o menos, y pasó todo lo que pasó” manifestó.
“Se me acusó en un principio de todo, la gente tiene derecho a opinar, pero no se esfuerzan en buscar la versión de la otra persona. Hoy con mi padre no tengo contacto, ni con mis hijos, fui a minoridad, pero nadie me dice nada. Mi familia me cerró las puertas de la casa, tienen derecho también por las cosas de que me acusaron”.
Próximo a cumplirse un año del hecho que conmovió a la ciudad de Río Grande, reveló:” Estoy tratando de salir adelante poco a poco, fue horrible porque recibí muchas amenazas, traté de conseguir trabajo, pero me trataban de asesina. Nadie se encargó de decir que no tenía nada que ver, quedé libre y de ahí me arreglé sola porque mi papá me había hecho restricción de acercamiento”.
“De ahí estuve de casa en casa, pude alquilar un lugar y se me prendió fuego. No me tomaban de ningún trabajo, fue bastante duro. Hasta el día de hoy no tengo contacto con nadie de mi familia, estoy esperando el día que pase el juicio para limpiar mi nombre, el día que mi papá quiera abrirme las puertas de mi casa con mucho gusto tendré contacto nuevamente con él. Espero justicia, que las personas que hicieron ese daño paguen. Ella era una mujer muy amorosa, no tenía problemas con nadie, siempre me apoyaba, una muy buena mujer”, concluyó su relato Oriana Gonzáles.
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