Demasiado incierto y volátil se presenta el escenario pre-PASO. Nadie dudaba que 2023 sería un año complejo. Pero, en la Argentina, la realidad suele dar por tierra con las proyecciones.
Al cierre de esta edición, se terminaba de definir y escribir la letra chica del canje obligatorio de deuda en dólares de los organismos públicos por bonos en pesos, la lluvia tan deseada para el campo (eterno proveedor de dólares) seguía sin llegar, las reservas del Banco Central continuaban su caída libre y la inflación de marzo -que se conocerá cuando este número de APERTURA ya esté en los kioscos- se proyectaba, incluso, por encima del 6,6 por ciento de febrero.
El diagnostico de Alfredo Romano, director de la carrera de Economía Empresarial de la Universidad Austral y presidente de Romano Group, define una cancha difícil. "La dinámica de pérdida sistemática de reservas, sumado a un déficit fiscal primario que rondará el 3 por ciento del producto y una nueva suba de tasas por parte del Banco Central son condiciones que potencian, próximamente, una gran crisis de confianza, que se traducirá, principalmente, en una gran devaluación, sumado a un escenario recesivo del orden del 3 por ciento", advierte.
Un escenario por demás complejo para inversores profesionales. Más todavía para individuos que buscan, ante todo, preservar su capital, no perder frente al avance de precios y cubrirse bien las espaldas por si sobreviene un salto devaluatorio pronunciado y ya no discreto.
"En este momento, no hay lugar para inversores moderados en la Argentina", asegura José Echagüe, jefe de Estrategia de Consultatio Financial Services.
Así el tablero, y con el agregado que el mapa político aún bastante indescifrable, las primeras palabras que llegan a la boca de José Echagüe, jefe de Estrategia de Consultatio Financial Services, son categóricas: "En este momento, no hay lugar para inversores moderados en la Argentina. Los conservadores deberían refugiarse fuera del riesgo local con, por ejemplo, fondos comunes de inversión de activos latinoamericanos, que tienen en su cartera bonos públicos y corporativos". En el caso del Consultatio Income, la tasa nominal anual (TNA) ronda el 5 por ciento, en dólares. Ese FCI está posicionado en corporativos y soberanos, especialmente, de Chile y Brasil.
¿Los activos argentinos? "Son para perfiles que estén dispuestos a asumir el riesgo y tengan un horizonte suficiente de tiempo como para esperarlos", define Echagüe
Juan Manuel Franco, economista Jefe de Grupo SBS, también enciende la luz amarilla. "Tanto el contexto internacional como local conllevan un alto grado de incertidumbre. A nivel internacional, la batalla contra la inflación en los países desarrollados y la consecuente política monetaria contractiva, como la reciente tensión financiera, ponen valor a estrategias conservadoras", dice. "A nivel local, la sequía implicará un flujo sustancialmente menor de dólares en el año, algo que, sumado a las múltiples fuentes de expansión de pesos, presionará sobre las variables nominales. Asimismo, el calendario electoral hacia las presidenciales pondrá también una dosis de volatilidad. El inversor más conservador podría optar directamente por comprar dólares y sumarle también opciones CER que cubran ante la inflación".
El año pasado, la variación de la inflación y, en consecuencia de los activos ajustados por CER, superaron al dólar. En un clima enrarecido como el actual, la duda sobre si el Gobierno estará en condiciones de evitar un salto cambiario "no tan discreto" toman, cada vez, más cuerpo. También, los rumores de un posible desdoblamiento cambiario. Lo cierto es que esto es como el minuto a minuto del prime time. Las medidas se dan sobre la marcha: se cambia la tónica, se sacan medidas, se recoge el hilo del barrilete según se palpe o se sienta el humor o el aguante de los inversores.
Romano, de la Universidad Austral, es taxativo en su recomendación para los próximos meses: "El inversor debería protegerse de una posible gran devaluación que, lamentablemente, llegará en los próximos 12 meses. El atraso cambiario y los controles de capitales deterioraron las arcas del Banco Central, que hoy ya no cuenta con herramientas para mantener el tipo de cambio ficticio de $ 200. En este sentido, la protección deberá llegar a través de la dolarización de carteras, para resguardarse de un evento de inflación superior y una mayor devaluación del peso".
Tomar posiciones defensivas es la recomendación más escuchada para pasar este 2023 de fin de ciclo. Pedro Siaba Serrate, head de Research and Strategy de PPI, postula que "la escena cambiaria es muy frágil". "Así, consideramos que buena parte del portfolio con exposición a la Argentina debe estar en instrumentos que, implícitamente, ajusten por tipo de cambio financiero. Por ello, y dado el riesgo que observamos en la deuda en pesos, preferimos mantenernos a un margen de las estrategias de carry trade".
"Nos parece que los dólares financieros se habían quedado bastante rezagados e, incluso, con el despertar de las últimas semanas de marzo, creemos que hay fundamentos para que esto continúe un poco más", advierte.
Identifica, por lo menos, tres puntos claves para suponer que la tendencia persista. Uno: proyecciones de la producción del agro (afecta la oferta de dólares, más caída en los ingresos esperados por el fisco, que, probablemente, se cubran con pesos). Dos: saciedad en el mercado de deuda doméstica, incluyendo el canje de pesos fallido, con una aceptación menor a la esperada. Tres: pérdida de reservas netas, que, en marzo, se aceleró y sumó unos US$ 2000 millones en el mes. "Si miramos nuestra medición del CCL ajustado por M3 (liquidez de la economía), se ve que el teórico está cerca de $ 467. No significa que vaya a ir a esos niveles. Pero sí que tiene margen para un salto", apunta Siaba Serrate.
Para quienes deban estacionarse en pesos a corto plazo, hay coincidencias en que la tasa fija no estaría siendo la mejor cobertura. Melina Di Napoli, analista de Producto en Balanz, recomienda, tanto para las tesorerías como para los inversores individuales, "buscar vehículos indexados a inflación, a tipo de cambio o ambas variables".
Agustín Romiti, director de la consultora en macroeconomía y finanzas Finquality, fija la mirada en lo complejo del escenario local e internacional y su primera recomendación es "no caer en la tentación de la tasa de interés del plazo fijo sin analizar este riesgo".
"Las colocaciones en pesos deben hacerse a corto plazo en instrumentos que permitan una rápida salida", advierte y sugiere cauciones o fondos comunes de inversión T + 1 o, directamente, money market. "La inflación pareciera salirse de control nuevamente y, prácticamente, todos los instrumentos de renta fija en pesos estuvieron por debajo durante el mes de febrero. Pero, teniendo en cuenta que el canje de deuda en pesos allanó el camino (al menos, hasta las elecciones), resultan atractivos instrumentos como letras a descuento con TEA mayores a 100 por ciento, bonos CER y los bonos duales", desgrana Romiti.
Siaba Serrate apunta: "Dado el repunte de la inflación, aquellos jugadores que deben estar en pesos tienen que volver a considerar las letras ajustables por inflación de muy corto plazo, las Lecer."
Coincide en el diagnostico de corto plazo Maximiliano Donzelli, head de Research de IOL invertironline: "Para quienes buscan posicionarse en pesos a corto plazo, consideramos que los activos ajustados por CER representan la mejor opción para resguardar valor contra la inflación. Sugerimos tomar posición en la letra del tesoro nacional X16J3. Opera con un volumen considerable y, a la fecha, tiene un rendimiento de CER más 3,7 por ciento, con un rendimiento anual estimado del 121,3 por ciento".
Mediano plazo
Inversores que puedan y quieran estirar un poco más los plazos de inversión, privilegiando las alternativas en dólares o atadas al dólar por sobre los pesos, tienen variedad, tanto en lo que es deuda corporativa de empresas argentinas, como en Cedears, es decir, los certificados representativos de acciones extranjeras,Para los fondos que no son de corto plazo, y mirando, primero, al extremo más conservador de inversores, Di Napoli sugiere: "Un bono del Tesoro de los Estados Unidos, con vencimiento en seis meses y un rendimiento del 4,5 por ciento anual. Los moderados suelen demandar bonos corporativos de los Estados Unidos y América latina, que han ganado momentum en los últimos meses porque sus cotizaciones fueron muy golpeadas por la suba de tasas de la Reserva Federal, lo cual presenta oportunidad de compra cuando se trata de empresas con excelente track record en el mercado. Algunos ejemplos de esto son los bonos Disney con vencimiento en 2025 al 5 por ciento anual y los títulos de Mercado Libre 2026 al 6,7 por ciento anual".
Romiti, de la consultora Finquality, pone énfasis en la diversificación. Algo que, en cualquier contexto, es recomendable, y lo es muchísimo más en el actual. "Para un inversor que apunta al mediano plazo, mientras el contexto local siga así, apuntando a un horizonte temporal de entre tres y cinco años, podría armar una cartera con bonos corporativos y Cedears. Podría invertir un 40 por ciento en obligaciones negociables (ON) de empresas muy sólidas, que tienen tasas internas de retorno de entre el 6 y el 12 por ciento, legisladas en Nueva York, y el 30 por ciento en Cedears. El resto, en instrumentos más de corto plazo y liquidez".
"Las ON que más recomendamos -dice Romiti- son Pampa Energía (PTSTO), con una paridad del 99,9 por ciento y una tasa cupón del 7,4 por ciento; la del Banco Galicia (BYC2O), con una paridad del 96,4 y una tasa cupón del 8 por ciento; y la de Telecom (TLC10), con una paridad del 98,8 por ciento y una tasa cupón del 8 por ciento".
En tanto, su selección de Cedears son el ETF SPY 500, que cayó un 16 por ciento desde finales de 2021 ("un fenómeno que pocas veces se vio en décadas"). Además, sugiere Amazon, Google, y Meta en la industria tecnológica.
Donzelli, de IOL invertironline, le da luz verde a una estrategia que incluya Cedears para pasar 2023 en instrumentos dolarizados. "Entendiendo que la inflación en los Estados Unidos tenderá a bajar y que la Reserva Federal podría empezar a relajar su política monetaria una vez que el problema de la suba de precios este resuelto (y, ahora, también presionada por la incertidumbre del sector bancario), consideramos que puede ser un buen momento para empezar a armar posición en las empresas tecnológicas".
En esa línea, "podría ser atractivo empezar a invertir en el Cedear de Google (GOOGL), sobre la base de una suma de factores técnicos, y, especialmente, fundamentals, siendo que esta tecnológica muestra una valuación respecto a sus ganancias baja, tanto respecto de otros pares como de su propio promedio histórico", detalla Donzelli.
Para inversores que se atrevan más al riesgo, la mayoría de los analistas coinciden en que los títulos públicos en dólares, ya a precios de default, podrían dejar fuertes ganancias.
"También, vemos con buenos ojos invertir en el Cedear del ETF del Nasdaq (QQQ), que brinda exposición a empresas que están a la vanguardia de temas transformadores a largo plazo, como realidad aumentada, inteligencia artificial, computación en la Nube, Big Data, pagos móviles y servicios de streaming, vehículos eléctricos, entre otros", agrega el experto de IOL. Dentro de las compañías que cuentan con una mayor participación en el ETF, se encuentran Apple, Microsoft y Amazon", enumera.
Algo de vértigo
Para inversores que se atreven a más riesgo en busca de capturar oportunidades, la mayoría de los analistas consultados coinciden en que, hoy por hoy, los títulos públicos en dólares, que cotizan a precios ya de default, pueden ser una estrategia que deje ganancias en los bolsillos de los atrevidos.Para este target, Franco, de Grupo SBS dice: "Somos constructivos con el Merval de Argentina, especialmente, en el sector energético. Finalmente, nos gustan a mediano plazo los bonos soberanos globales, como GD35 y GD41, y vemos valor en pagarlos contra pesos en un contexto de bajas paridades y contado con liquidación por debajo de nuestros modelos teóricos".
Para inversores que no le escapan al riesgo, pero prefieren quedarse en el sector privado, Di Napoli, de Balanz, puntea bonos como los de YPF, que rinden en torno a 12 o 13 por ciento anual dependiendo del plazo.
Donzelli ve un riesgo evitable de asumir en algunas acciones argentinas, en particular, pero también distingue oportunidad en otras. "Hay algunos sectores que están mucho más expuestos o son más vulnerables ante cualquier vaivén macroeconómico, como es el caso de las acciones de empresas relacionadas al sector bancario". Su sugerencia para quienes busquen sumar renta variable argentina: el FCI Premier Renta Variable, que permite posicionar al inversor en las acciones de las principales compañías que forman parte del Merval de manera diversificada.
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