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El sector de la construcción atravesó en 2024 una de las caídas más pronunciadas de su historia reciente, con un desplome del 27,4% interanual. La combinación de la suspensión de la obra pública, impulsada por el gobierno de Javier Milei, y una profunda recesión económica tras la fuerte devaluación de diciembre de 2023, impactaron de lleno en la actividad. A esto se sumó la apreciación del tipo de cambio, que encareció los costos de los materiales en dólares hasta su nivel más alto desde 2008.
Indicadores en caída y perspectivas para 2025
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) registró una caída del 10,2% en diciembre en comparación con el mismo mes del año anterior. No obstante, mostró una leve recuperación en la comparación mensual, con un aumento del 3,1% respecto a noviembre, acumulando dos meses consecutivos de suba.
Desde la consultora Analytica destacaron que esta crisis en la construcción es una de las más profundas desde la salida de la convertibilidad y que su impacto ha sido más acelerado que en otros períodos de recesión económica.
De cara a 2025, las expectativas están puestas en una posible reactivación parcial del sector, impulsada por los gobiernos provinciales y la inversión privada. En este sentido, Mendoza anunció la construcción de 144 viviendas, Salta lanzó la licitación para la autopista del Valle de Lerma, y Santa Fe avanzó con la ampliación de la Autopista Rosario-Santa Fe.
Derrumbe del empleo en la construcción
El impacto de la crisis no solo se refleja en los indicadores de actividad, sino también en la destrucción de puestos de trabajo. En noviembre, el empleo formal en la construcción cayó un 13% interanual, mientras que en los primeros 11 meses de 2024 acumuló un descenso del 17,2% en comparación con el mismo período del año anterior.
El freno de la obra pública ha sido un factor clave en esta reducción, ya que la mayoría de los trabajadores registrados del sector dependen de estos proyectos. Además, la construcción cuenta con un alto porcentaje de empleo informal o cuentapropista, lo que agrava aún más la crisis laboral en el rubro.
Impacto en los costos y el consumo de materiales
Otro aspecto crítico es el encarecimiento de los costos en la construcción. El Índice del Costo de la Construcción (ICC) cerró 2024 con un aumento del 8,5% en diciembre, impulsado en gran parte por la suba del 17,6% en la mano de obra.
A pesar de que la inflación en pesos fue menor que la devaluación, el costo de la construcción en dólares alcanzó su mayor nivel desde abril de 2018, mientras que el valor de los materiales llegó a su punto más alto desde septiembre de 2008.
En cuanto a la demanda de insumos, los despachos de cemento reflejan la crisis: el cemento a granel, asociado a la obra pública, cayó un 30,9% interanual, mientras que el consumo de cemento en bolsa, vinculado a la construcción privada, retrocedió un 18,4%.
El rol del sector privado en la reactivación
En este contexto, algunos analistas ven en la inversión privada una posible vía de recuperación. Según el economista Claudio Caprarulo, si se mantiene la estabilidad de precios, el sector privado podría reactivar algunas obras, aunque el fuerte encarecimiento de los insumos sigue siendo un obstáculo.
Mientras tanto, el gobierno nacional continúa con su política de reducción drástica del gasto en obra pública, que en términos reales cayó un 76,5% en 2024, según datos de Analytica.
El panorama para 2025 sigue siendo incierto. Si bien algunos indicadores muestran signos de estabilización, la reactivación del sector dependerá en gran medida de la capacidad de las provincias para impulsar proyectos de infraestructura y del nivel de confianza del sector privado en la economía.
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