Este 28 de diciembre se cumplen 23 años de la represión policial que tuvo lugar en el Hospital de Río Grande en 2001, un episodio que marcó un antes y un después en la historia de Tierra del Fuego. Durante la gestión del gobernador Carlos Manfredotti y el vicegobernador Daniel Gallo, efectivos policiales irrumpieron en el nosocomio utilizando fuerza desmedida contra trabajadores, pacientes, vecinos y periodistas.

La represión fue desatada mientras los trabajadores de la salud increpaban a la entonces secretaria de Salud, María Rosa Sahad, por la grave situación que atravesaba el sector. En un operativo ordenado por el juez Alberto Aragone, los policías ingresaron al hospital disparando postas de goma, arrojando gas lacrimógeno y causando destrozos. Este accionar no solo afectó a quienes protestaban, sino también a los pacientes, familiares y personas internadas, quienes sufrieron las consecuencias de la violencia en un espacio que debería ser de cuidado y protección.

El operativo dejó heridos y detenidos entre los manifestantes, generando una fuerte condena social. Además del juez Aragone, la orden contó con el aval del gobernador Manfredotti, el secretario de Seguridad Guillermo Lindl, su segundo Carlos Marino, y otros funcionarios políticos y policiales.

Este trágico evento se recuerda como una de las represiones más violentas en un hospital público de Argentina, marcando un hecho inédito por la brutalidad en un espacio de salud.

En 2021, al cumplirse dos décadas del hecho, la Cooperativa de Trabajo “Ojo al Sur” estrenó un documental que recopila testimonios de las víctimas y revive lo sucedido aquel día. Este material se ha convertido en un valioso registro para mantener viva la memoria y reflexionar sobre los derechos humanos.

A 23 años de aquel 28 de diciembre, el recuerdo de la represión en el Hospital de Río Grande sigue vigente como un llamado a no olvidar y a exigir justicia por quienes sufrieron la violencia de un Estado que debió protegerlos.