Minuto Fueguino recorrió la obra del nuevo edificio del ex Hotel Ibarra, ubicado en el corazón del centro comercial de Río Grande, en la histórica esquina de Rosales y Fagnano, frente a la Plaza Almirante Brown.
Pudimos dialogar con los arquitectos Simón y Daniel Thomson, responsables de esta innovadora obra que tuvo como primer objetivo mantener la identidad de la histórica confitería y hotel que marcó un antes y un después en la vida de los riograndenses.
Nos compartieron su orgullo por “haber podido ser parte de este proyecto y por la de la dirección de obra. En cada esquina había un viejo recuerdo del Hotel Ibarra y fue un largo trabajo que arrancó en 2019 y ese mismo año hicimos los trabajos de demolición. Luego la obra arrancó en el 2020 y tuvimos que parar por la pandemia y después de cuatro años estamos terminando este mismo edificio que los riograndenses queremos muchos. Esta gran esquina estaba un poco muerta y esto le va a dar mucha más vida a nuestra querida plaza de Río Grande.”
El Arq. Daniel Thomson expresó que “fue una responsabilidad enorme porque los que recordamos el viejo hotel, sabemos que tenía su valor sentimental y Simón estuvo muy bien en conservar las líneas del edificio. Estamos orgullosos por este trabajo”.
El nuevo edificio cuenta con siete locales comerciales en planta baja y arriba 17 unidades funcionales y por supuesto la confitería que no podía faltar que va a estar ubicada en la esquina.
“Todos anhelamos recuperar este lugar reunión y esperamos cerrar cuanto antes la confitería para habilitar el edificio. La idea es que los locales comerciales estén habilitados antes de que finalice noviembre y tenemos la responsabilidad de poder entregar los locales porque se vienen las fiestas y para los comerciantes es muy importante. La confitería va a quedar un poquito pendiente y falta habilitar el gas y ya estamos”.
Con respecto al diseño de la parte exterior, “la premisa siempre fue conservar y utilizar materiales de la zona. La fachada de la planta baja está hecha con piedra local y en planta alta revestimos la fachada con chapa que es una arquitectura bien fueguina”.
Por último, el Arq. Thomson recordó aquel primer día cuando ingresó al edifico y “vi el estado en el que estaba; fue muy duro y desconsolador porque estaba todo destruido. La madera de lenga podrida, fue un golpe fuerte. Nosotros tuvimos que tomar eso y decir que esto iba a quedar muchísimo mejor que antes porque tenemos el buen recuerdo de la confitería y el hotel y tomamos con mucha responsabilidad y el resultado está a vista.”
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