Eurelia Ortega, quien es reconocida por desempeñar sus tareas hace muchos años en la Biblioteca Popular Eduardo Schmidt que se encuentra ubicada sobre la Av. San Martin N°438, contó que hasta el día de la fecha la institución tiene un total de 400 socios activos, y gracias al aporte del Municipio, Gobierno Nacional y Provincial, pueden seguir sumando actividades. Por eso tal motivo, cuentan con la colaboración de profesores de inglés, matemática, lengua y literatura para todos los alumnos que necesiten reforzar esas materias escolares, señalando que gracias al aporte de la TOTAL, podrán digitalizar libros antiguos con el fin de preservar el patrimonio.
En primer lugar, la bibliotecaria Eurelia Ortega indicó que "Viene mucha gente mayor a llevarse el libro que lee en su casa dado a la realidad porque el valor de una de las últimas novelas vale alrededor de $7.900 pesos”, detallando que “en la feria del libro tenemos un descuento del 50 % para adquirir libros”.
Pero, de igual forma Eurelia explicó que “Si viene alguien, pide un libro y no lo tenemos, nosotros vemos que plata tenemos y lo compramos, pero si tenemos que comprar una novela acá vale 7.900 pesos”.
Por tal motivo, apuntó en porque los ciudadanos tienden a ser socios de la biblioteca popular “Es más fácil pagar $100 que comprar un libro. hábito lector de la gente ya que, lee mucho la gente, particularmente acá podemos decir que lee mucho”, añadiendo que “a la gente grande le gustan los libros, le gusta el papel, más que la computadora”, indicando a modo personal que “a mí me gusta el libro, me gusta el olor y tocarlo”
Por otro lado, se refirió a un regaló que recibió la institución por parte de la TOTAL al cumplir 70 años de existencia “Nos regaló una máquina del escanear y dos computadoras”, remarcando la importancia de haber recibido dichos insumos “acá hay libros que son del 1835, están todos con cajitas, bien cuidados, pero con el tiempo se empieza a poner marrón, la hoja cambia de color. Entonces, si pasa más tiempo, no los vamos a poder abrir con el tiempo se van a desintegrar”.
Debido a esta particularidad que tienen los libros, sostuvo que “Yo le pedí a la TOTAL que me diera unos teléfonos para escanear y ¡Mira el regalito que nos trajeron! Ahora tengo que comprar un papel especial para poder escanearlos y hacer otra vez el libro”, recalando que la que se encarga de dicha tarea “soy yo”
Por último, igual detalló que en la biblioteca “Hay diarios de hace muchísimos años que son de antes que se abriera la biblioteca y por eso los quiero escanear. Entonces ya tenemos resguardo porque el papel tiene una duración, tiene un tiempo”.
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