La problemática en aumento del hurto de cables eléctricos ha dejado de ser una preocupación distante para convertirse en una amenaza tangible en nuestra amada ciudad. Lo que en algún momento fue una dificultad focalizada en el norte del país, ahora se extiende hasta Río Grande.
Este fenómeno no solo constituye un acto de vandalismo, sino que también conlleva serias repercusiones para nuestra comunidad. El robo de cables no solamente interrumpe el suministro eléctrico, sino que también genera puntos de fallos futuros, lo que resulta en perjuicios económicos para todos los habitantes.
Lo que es aún más alarmante es que este tipo de delito pone en riesgo la vida de aquellos que lo perpetran y de aquellos que podrían resultar afectados por los cortes inesperados de energía. Es una situación que demanda la atención inmediata de las autoridades y la colaboración de toda la población.
Por ello, desde la Cooperativa Eléctrica de Río Grande instan a la conciencia ciudadana y subrayan que es responsabilidad de cada individuo cuidar y preservar los recursos y servicios públicos.
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