Tras dos semanas de internación en la Sala de Terapia Intensiva del nosocomio de esta ciudad, ayer finalmente logró una notable recuperación Lautaro Ortigoza, el joven de 19 años que fue brutalmente agredido en un sector del ex frigorífico CAP, ubicado en la margen sur. Ortigoza sufrió más de 200 lesiones en su cuerpo y varias fracturas en la noche del 11 de junio, en un ataque que conmocionó a la comunidad.

Desde el ingreso de Ortigoza al hospital, su estado fue crítico. Los médicos trabajaron incansablemente para estabilizarlo y atender las numerosas heridas y fracturas que presentaba. La situación era tan grave que muchos temían por su vida. Sin embargo, gracias a los esfuerzos médicos y a la resistencia del joven, ayer fue trasladado a una sala común, donde continúa su recuperación.

La mejora en el estado de salud de Lautaro Ortigoza no solo es un alivio para su familia y amigos, sino que también representa un avance crucial para la investigación policial. Con Ortigoza fuera de peligro inmediato, los investigadores esperan poder tomar su declaración para esclarecer los detalles de la brutal agresión: quiénes fueron los responsables y cuáles fueron los motivos detrás del ataque.

Hasta el momento, en el marco de las primeras investigaciones policiales, se detuvo a Dylan Catriel Blanco (18) y Mía Villanueva (18), quienes están procesados por “tentativa de homicidio triplemente agravada”. Las autoridades confían en que el testimonio de Ortigoza proporcionará información vital que podría consolidar las pruebas contra los detenidos o incluso revelar la implicación de otras personas en el ataque.

La comunidad ha seguido de cerca el caso, y la noticia de la recuperación de Ortigoza ha traído un rayo de esperanza. Las muestras de apoyo hacia el joven y su familia se han multiplicado, y muchos expresan su deseo de que se haga justicia pronto.

Mientras tanto, el equipo médico sigue monitoreando de cerca la evolución de Ortigoza, asegurándose de que reciba toda la atención necesaria para una recuperación completa. Aunque aún queda un largo camino por recorrer, cada día representa un paso más hacia la sanación y la búsqueda de justicia.

El caso de Lautaro Ortigoza es un recordatorio de la importancia de la solidaridad comunitaria y el inquebrantable espíritu de lucha ante la adversidad. La comunidad espera que los responsables sean llevados ante la justicia y que Ortigoza pueda volver a una vida normal lo antes posible.