Una medida de fuerza de gran alcance afectará la vida cotidiana a partir del mediodía del miércoles 9, cuando comience el paro general de 36 horas convocado por la CGT. La protesta incluirá una marcha al Congreso ese mismo día y se extenderá durante toda la jornada del jueves 10, provocando una interrupción casi total en los servicios esenciales.

El transporte será uno de los sectores más golpeados. La adhesión de los gremios ferroviarios, del sector aeronáutico y de los taxistas asegura la suspensión completa de trenes y vuelos regulares. En cuanto a los colectivos, la situación es incierta: aunque hay una conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo, el conflicto entre la UTA y las cámaras empresarias podría derivar en una prestación muy limitada del servicio.

En el ámbito educativo, tanto escuelas públicas como universidades se verán seriamente afectadas. Los gremios docentes, incluyendo a CTERA y SUTEBA, confirmaron su participación en el paro, al igual que auxiliares y personal no docente. Esto impactará en la suspensión de clases en todos los niveles, desde primaria hasta el universitario, incluyendo la Universidad Nacional de La Plata.

La atención médica también sufrirá restricciones. Los hospitales públicos funcionarán con guardias mínimas, ya que los profesionales de la salud agrupados en CICOP se sumarán a la protesta. Si bien se garantizarán las urgencias, los turnos programados serán reprogramados y la actividad hospitalaria se reducirá de manera notable.

Por su parte, los bancos permanecerán cerrados. La Asociación Bancaria comunicó que no habrá atención presencial ni en entidades públicas ni privadas, limitando los servicios financieros al uso de cajeros automáticos y operaciones por homebanking.

La huelga se presenta como una muestra de fuerza sindical con amplio alcance y promete alterar profundamente el funcionamiento de las actividades diarias en todo el país.