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Competitividad en jaque: empresarios piden equilibrio en el mercado nacional

El sector industrial argentino enfrenta un panorama desafiante en 2025, marcado por una creciente apertura comercial. Factores como la reducción de aranceles, la eliminación del impuesto PAIS, plazos más breves para importar, y un peso más apreciado se combinan con la devaluación del real en Brasil y el yuan en China, principales socios comerciales de Argentina. Esta situación, aunque favorable para ciertas importaciones, genera preocupación entre los empresarios locales, quienes advierten sobre posibles cierres de fábricas y despidos si no se implementan medidas para equilibrar las condiciones de competencia.

El empresario Javier Madanes Quintanilla, titular de Aluar, expresó su inquietud en el podcast *La Fábrica*: “Estamos viendo un incremento en la importación de productos terminados, especialmente en el sector de la construcción. Hoy es posible traer un edificio completo en contenedores, incluyendo técnicos para su montaje. Esto es una realidad que debe ser atendida”.

Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), principal gremial del sector, también se monitorea de cerca el escenario. A finales de 2024, la industria esperaba un encuentro con el ministro de Economía, Luis Caputo, que fue pospuesto sin nueva fecha. Además, sigue pendiente la presentación de una Ley Pyme en el Congreso, compromiso asumido por el titular de ARCA, Juan Pazo, como una medida para impulsar la competitividad.

En el contexto del Mercosur, Argentina ha solicitado la ampliación de las excepciones arancelarias, mientras que medidas como la eliminación de licencias previas de importación (SIRA) y la reducción de plazos para acceder a dólares para pagos al exterior son vistas con buenos ojos por permitir el ingreso de insumos productivos. Sin embargo, estas mismas políticas también favorecen la llegada de bienes finales que compiten directamente con la industria local.

Para 2025, se proyecta un incremento del 11% en las importaciones, alcanzando los 67.449 millones de dólares, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central. Aunque este crecimiento puede acompañar una economía que se expandiría un 4,5%, los industriales advierten que gran parte de la recuperación beneficiará a productos terminados importados, en detrimento de la producción nacional.

El sector también enfrenta un escenario adverso en el comercio bilateral con Brasil. Según Abeceb, el déficit comercial con el país vecino podría alcanzar los 3.000 millones de dólares en 2025, con importaciones que subirían un 30%, llegando a los 18.500 millones.

El impacto en la actividad industrial ya se siente. La reciente suspensión de 360 empleados en la fábrica de calzado Dass, en Coronel Suárez, es un ejemplo de lo que podría repetirse a mayor escala. Un empresario textil, bajo anonimato, señaló: “Con una apertura total y un peso apreciado, cada vez es más fácil importar tanto insumos como productos terminados, lo que afecta directamente al empleo y la producción local”.

Desde el sector, se insiste en la necesidad de acciones concretas del Gobierno. José Urtubey, dirigente industrial, afirmó: “Antes de hablar de apertura comercial, hay que reducir la presión tributaria. Sólo así podremos competir en condiciones razonables, especialmente frente a países de la región que han adoptado políticas de devaluación”.

La industria, en su conjunto, enfrenta un desafío estructural que requerirá soluciones integrales para evitar un escenario de cierres masivos y pérdida de empleos.

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