La hipertensión, también conocida como presión arterial alta (HTA), es una afección médica crónica caracterizada por un aumento persistente en la presión ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias. Además, es uno de los trastornos cardiovasculares más comunes y se considera un factor de riesgo importante para enfermedades graves, como el accidente cerebrovascular y las enfermedades cardíacas y renales.
En primer medida, la HTA se diagnostica a través de un profesional que mide con un tensiómetro. En ese sentido existen dos medidas:
Una vez que el paciente fue diagnosticado y medicado, debe continuar con una alimentación con bajo contenido de sodio, es decir sin sal agregada. Esto se debe a que el sodio interfiere con el correcto funcionamiento de la medicación y puede disminuir su eficacia.
Es importante remarcar la importancia de la pérdida de peso y reducción de la circunferencia abdominal, ya que el descenso de sólo el 5% del peso corporal total ofrece una mejoría en el control de la presión arterial y reducción del riesgo cardiovascular.
Por otro lado, en algunos casos, es necesario recurrir a medicamentos antihipertensivos para mantener la presión arterial bajo control.
El control y tratamiento de la hipertensión son fundamentales para prevenir complicaciones graves. Los cambios en el estilo de vida, como una buena alimentación, hacer ejercicio regularmente, reducir el consumo de sal y alcohol, y evitar el tabaquismo, pueden ayudar a controlar la presión arterial.
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