Durante cuatro días de navegación la tripulación, equipos y sistemas, del rompehielos ARA “Almirante Irízar” finalizaron la puesta a punto de todas sus capacidades de cara a la Campaña Antártica de Verano 2024-2025.
Esto incluyó ejercicios de lucha contra incendio, rol de abandono, control de averías y respuestas a contingencias varias; cambios de sistemas de propulsión en navegación, movimientos con helicóptero y pruebas de equipos electrónicos.
La prueba de máquinas consiste en el último paso para que la unidad esté lista para zarpar rumbo al continente blanco, por lo que se evalúan todas las etapas previas y el mantenimiento realizado.
Para el Capitán de Navío Sebastián Alejandro Musa, comandante del buque “siempre es importante hacer una prueba de máquinas cuando uno va a encarar una operación tan importante como es una Campaña Antártica, una expedición con 300 personas a bordo, dos helicópteros y todas las tareas que tenemos que llevar a cabo”.
Además, consideró que lo más relevante es el adiestramiento del personal. “Es importante que tomen dimensión del trabajo que se va a realizar. Si bien las condiciones obviamente del ambiente son diferentes, sirve para que el equipo se constituya conveniente”, sostuvo.
Las actividades operativas
Para realizar todas estas tareas el “Irízar” dejó la Dársena Norte del Puerto de Buenos Aires el pasado martes por la noche, luego de una serie de preparativos y ante la orden emitida desde el puente de comando de “cubrir rol de maniobra generar para zarpar”.
Con las primeras horas del miércoles, el gran buque naranja de 121 metros de eslora y 25 metros de manga inició su derrota rumbo al sur. La zona de operaciones se ubicó frente a las costas de Mar del Plata que, por su profundidad, permitió que se lleven a cabo las diferentes acciones programadas.
Los primeros ejercicios consistieron en situaciones simuladas de lucha contra incendio y rol de abandono, que en una eventual emergencia movilizaría a toda la tripulación a alguno de los 4 botes salvavidas, con capacidad para 85 personas, dispuestos en las bandas del buque. Simulacros similares tuvieron lugar a lo largo de toda la navegación.
El segundo día la actividad incluyó maniobras de lanzamiento y recuperación de aeronave, por lo que arribó a la zona un helicóptero Sea King perteneciente a la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros. Los pilotos llevaron a cabo el ejercicio denominado PAYD, consistente en despegue y aterrizaje en la cubierta de vuelo. En la campaña antártica las aeronaves tendrán la responsabilidad de transportar carga suspendida desde el buque hasta las distintas bases para contribuir al reabastecimiento logístico, de acuerdo a las necesidades del rompehielos y del Comando Conjunto Antártico. Además, lo harán con condiciones de bajas temperaturas y vientos de distintas intensidades.
Durante la CAV serán dos helicópteros operando con una capacidad máxima de carga de 2.700 kilos cada uno, y una autonomía variable de alrededor de cuatro horas. Al respecto el Capitán de Corbeta Juan Prados, Comandante de la Escuadrilla, destacó la experiencia del personal que ya formó parte de otras campañas y marcó como variable de complejidad las características climáticas de la Antártida y la rapidez con la que pueden cambiar las condiciones meteorológicas.
En esta oportunidad, el helicóptero trasladó a las autoridades que arribaron al buque en horas de la tarde del jueves, para supervisar a bordo el estado operativo previo a la Campaña Antártica. Con una recorrida por la unidad pudieron constatar las distintas capacidades, equipos e instalaciones al tiempo que dialogaron con los jefes de cada área. El mismo día se produjo el encuentro con el aviso ARA “Puerto Argentino” que se encontraba navegando rumbo al norte y que también formará parte de la CAV 2024-2025.
El viernes las pruebas de máquinas continuaron y se realizó la maniobra denominada crash stop que consiste en avanzar a toda máquina, frenar y retroceder para evaluar los tiempos de reacción y el comportamiento de los sistemas. Luego se continuó con otras pruebas de navegación y funciones de motores.
La tripulación del “Irízar” contabilizó un total de 186 personas, entre oficiales, suboficiales, civiles con distintas funciones y un grupo de 24 cadetes de 2°, 3° y 4° año de la Escuela Naval Militar. Estos últimos, acompañados por un oficial y dos instructores aprovecharon la navegación para incorporar y reforzar conocimientos de navegación.
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