Las primeras células inmunitarias en activarse durante la infección son los mastocitos, que se desgranulan liberando distintos factores y enzimas que provocan la infiltración de otros tipos celulares y la inflamación.
Como los mastocitos son células que se activan y producen la liberación de distintos compuestos que atraen a otras células inflamatorias, el objetivo fue buscar algo que ayudara a eliminar el microorganismo y su vez bloquear esa respuesta primaria de la inflamación.
Así fue como se llegó al aceite de oliva extra virgen que viene del primer prensado de la oliva y con algunos compuestos químicos que se obtienen del procesamiento del aceite y de la pulpa de la oliva.
"El aceite de oliva es muy consumido, ya se ha visto que tiene diversos beneficios en salud y lo elegimos porque es algo que se produce en gran cantidad en la región, tiene beneficios cardiovasculares conocidos, y a su vez se puede consumir en las dietas diarias y es distinto a un medicamento", explicó la experta.
Y agregó: "Con el consumo de este aceite en particular se puede inhibir o prevenir la inflamación que aparece producto de la bacteria, las pruebas se realizaron con aceite de girasol pero los resultados fueron negativos".
Con respecto al contagio de la bacteria en las personas, Arismendi Sosa explicó que muchas teorías lo vinculan a un contagio dentro del ámbito familiar, ya que se las ha visto en saliva y en las placas dentales y que también se cree que el agua podría ser un vehículo de contaminación.
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