Hoy se cumplen 40 años desde que un torpedo inglés impactó contra el crucero argentino ARA General Belgrano durante la guerra de Malvinas y lo hundió. Murieron 323 de los 1093 tripulantes a bordo, lo que representó casi la mitad de los caídos argentinos durante el conflicto armado.
El hundimiento del ARA General Belgrano se considera un crimen de guerra porque la nave estaba fuera de la zona de combate. Realizaba tareas de navegación e inspección cuando a las 16 del 2 de mayo recibió el impacto del torpedo inglés.
El submarino inglés venía siguiendo al crucero argentino desde el 1 de mayo, pero recién pocos minutos antes de las 16 recibió la orden de hundirlo, cuando se encontraba a 5 kilómetros de distancia. El primer torpedo fue el más dañino y dio de lleno en la sala de máquinas del “Belgrano”. Unos segundos más tarde, el segundo impactó contra la proa del bote, generando el desprendimiento de gran parte de la misma, el comienzo de la inclinación a babor y el cese del motor. Un tercer torpedo fue disparado, pero no dio en el blanco.
A las 16:10 la inclinación del barco comenzó a acelerarse y se utilizaron algunas de las balsas salvavidas. Había 72, de las cuales 62 eran necesarias y el resto eran de reserva. A las 16:23, el capitán Héctor Bonzo dio la orden definitiva de abandonar el buque. El caos fue tan grande que algunas balsas se iban con más de 30 sobrevivientes a bordo, mientras que otras partían con tan solo tres personas. Hacia las 16:50, el hundimiento ya era inevitable y solo era cuestión de esperar. En una cuestión de minutos, el crucero llegó a los 4.200 metros de profundidad. Para muchos, esta fue la mayor tragedia naval de la historia de la Armada Argentina.
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