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Malvinas

Veteranos de Malvinas se sumarán a misiones arqueológicas en campos de batalla: la razón detrás de esta iniciativa

Ya se hace en Europa: veteranos de guerra participan en misiones arqueológicas en sitios bélicos con un fin terapéutico. Y los resultados son por demás auspiciosos. Incluso en el campo de batalla de Waterloo recientemente descubrieron elementos que echaron luz sobre el papel de un regimiento escocés en ese enfrentamiento que terminó definitivamente con el poderío de Napoleón Bonaparte. Un grupo multidisciplinario de arqueólogos, historiadores y especialistas en salud mental, liderados por doctor en arqueología Juan Bautista Leoni, se propuso replicar esta experiencia en el país con veteranos a través del programa “Veteranos de Guerra, Arqueología y Salud Mental”. Sostienen que esta actividad tiene un efecto beneficioso importante y lograron entusiasmar al Centro de Salud Mental de las Fuerzas Armadas, cuyo director médico es el teniente coronel Martín M. Bourdieu.

Bourdieu estuvo en Malvinas como soldado en la Compañía A del Regimiento de Infantería 3. Primero en la cabecera de playa en Puerto Argentino y el 12 de junio los trasladaron a Tumbledown y Kent, pegados a las posiciones del Batallón de Infantería de Marina 5. Allí combatieron.

En un alto el fuego, en el punto de reunión, insistió ante el oficial a cargo regresar al campo de batalla a buscar a los heridos, pero no se lo permitieron. “A lo largo de los años sentí que me había quedado una deuda pendiente por no poder haber ido a rescatar a mis compañeros”, explicó a Infobae. Estando en las islas se enteró que había aprobado el examen de ingreso a Veterinarias en la Universidad de Buenos Aires. Una vez de baja, cursó tres años pero, como sintió que no era para él, se pasó a Medicina. Estudió neurocirugía pero descubrió su verdadera vocación en la psiquiatría. Una vez recibido de médico, hizo la carrera militar. Hoy es teniente coronel y director médico del Centro de Salud de las Fuerzas Armadas “Veteranos de Malvinas”, y está al frente de un equipo multidisciplinario de psiquiatras, psicólogos, músico terapistas, nutricionistas y terapistas ocupacionales. Se ocupan de la salud mental de los veteranos de Malvinas –que incluyen a sus familiares- además de militares en actividad.

Enseguida le entusiasmó la idea de los arqueólogos. Aconsejó armar un protocolo, sugirió que el grupo de veteranos fuera acotado y que todos fueran sometidos a una serie de entrevistas previas, para así disponer de diferentes evaluaciones. “Hay que ir con cuidado ya que hay riesgos al exponerlos al estímulo que les causó el trauma que la guerra les dejó”, remarcó.

“Es algo similar a Malvinas pero en forma atenuada. Supone volver a reunirlos y salir en campaña, como en una misión, pero a un campo de batalla en el que nunca estuvieron”, explicó. “El objetivo es colocarlos nuevamente en una situación de combate, pero desde lo sano. Y si tienen la suerte de hallar objetos, analizarlos entre todos”. Bourdieu lo compara con una obra de teatro, lo que se planea es una puesta en escena.

Presupuesto mediante, en noviembre se haría la primera experiencia en los campos de Pavón, donde el 17 de septiembre de 1861 se libró una importante batalla entre los ejércitos de Justo José de Urquiza y Bartolomé Mitre.

El historiador Sebastián Avila contó que espera que esta actividad se transforme en una política pública. Remarcó la urgencia de implementarlo, ya que los veteranos de Malvinas tienen hoy 60 años, y muchos ya no están entre nosotros.

Los especialistas señalan los beneficios de este tipo de experiencias. La participación en proyectos arqueológicos proporciona a los veteranos la posibilidad de contribuir a algo colectivo, lo que mejora la autoestima y contribuye a una autovalorización personal; el hecho de desarrollar la actividad al aire libre suele tener efectos positivos en la salud mental e implica planificación y logística, comparables en cierta medida con algunos aspectos de la vida militar. También se cuenta con el placer del hallazgo, que provoca sentimientos de logro y satisfacción, así como vincula a la persona con el pasado histórico de una manera directa y tangible. Por último, el trabajo arqueológico, de campo o de gabinete, requiere de concentración y foco, lo que puede tener efectos positivos frente a la ansiedad y a pensamientos negativos.

Estiman comenzar esta actividad con grupos reducidos con una duración de una semana, aunque el entusiasmo que generó esta noticia motivó a que muchos quisieran ser de la partida. “Permitirá poner Malvinas en perspectiva con otros conflictos. Algunos asocian esta guerra con un hecho que ocurrió en el sur, pero existen múltiples de vinculaciones posibles y una experiencia común con otras guerras, que tienen que ver con el combate, la fatiga, las esperas, las privaciones”, explicaron los arqueólogos.

No solo está previsto la participación de veteranos en los campos de batalla, sino que se involucren en las tareas de laboratorio y en el análisis de las piezas que se encuentren.

Avila viajó a las islas en 2020 y siempre se pensó en organizar una intervención arqueológica allí, pero la oposición de los kelpers no lo permite. Se había planeado una intervención no intrusiva sobre el terreno, con análisis espacial y estudiando los objetos que se hallasen a simple vista. Los escenarios elegidos habían sido Monte Longdon y Tumbledown, donde tuvieron lugar encarnizados enfrentamientos. Sin embargo, costear el viaje de todo un equipo multidisciplinario con veteranos resulta demasiado oneroso.

Para el caso específico de la Guerra de Malvinas, desde mediados de 2020, Ávila está involucrado en el proyecto “Las cosas también recuerdan: Objetos y Memorias de la Guerra de Malvinas”, que mediante entrevistas a veteranos analiza la relación entre la cultura material de la guerra -objetos presentes o evocados- y sus dueños-poseedores-elaboradores-presentadores, una fructífera vía para recuperar memorias sobre la vida cotidiana y los episodios armados de aquel conflicto.

Bourdieu se ríe cuando se le recuerda la opinión de una colega que insiste en cambiarle el nombre de la avenida Rivadavia por el suyo, por todo lo que viene haciendo en el campo de la salud mental. Desde que surgió, primero como una unidad de tratamiento de estrés post traumático que en la jerga era conocido como “Palestina”, por el nombre de la calle donde funcionaba; luego ya en la avenida Cabildo al 300 dependiente primero del Ministerio de Defensa y actualmente del Estado Mayor Conjunto, en donde se atienden a pacientes de las tres fuerzas, muchas fueron las situaciones que les tocó vivir. Algunos de sus compañeros suyos de la guerra fueron o son aún sus pacientes; tiene muy presente a la madre de un soldado muerto en el hundimiento del Crucero General Belgrano y los denodados esfuerzos de la mujer por tratar de encontrar a su hijo. Ella terminó siendo su paciente y la mujer le confesó que hablar con él era como hacerlo con su propio hijo.

Para Bourdieu, que no volvió a Malvinas porque se niega a que le sellen el pasaporte, nada es casual. Su esposa es bisnieta de Carlos Obligado, autor de la letra de la marcha de Malvinas.

El coordinador del proyecto es el doctor en arqueología Juan Bautista Leoni; lo acompañan sus colegas los doctores Carlos Landa y Alejandra Raies; el licenciado Sebastián Ávila es historiador, Laura Bermolen y Gastón Giunta son licenciados en Psicología y Federico Olschansky musicoterapeuta. Ellos están convencidos que habrá un efecto positivo de hombres que vivieron situaciones límites cuando se involucren en prácticas arqueológicas.

Asimismo, se evaluó hacer esta experiencia en restos de fortines, asentamientos militares y tolderías. Los descubrimientos son sorprendentes, como esa curiosa pipa hallada donde se asentó el fortín La Perra, en la provincia de La Pampa. Estaba hecha con una bala de fusil Remington, con un hueso de ave y tela y dentro se hallaron restos de lo que parecía ser tabaco pero que en realidad era yerba mate.

Mientras tanto, otros puntos de interés en los que los veteranos podrían intervenir se incluye la Vuelta de Obligado, enfrentamiento ocurrido en 1845 o el combate de San Carlos, de 1872.

Mientras tanto, el extenso campo de Pavón, esperan a los veteranos para que se sumen a los trabajos arqueológicos, en una forma de entender y convivir con el pasado y así afrontar mejor el presente y el futuro.

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