Las cifras de pobreza de niños y jóvenes del primer semestre del 2024 que relevó el INDEC a través de la Encuesta Permanente de Hogares conmueven. El 66,1% de los menores de 0 a 14 años es pobre y si se analiza el segmento de 12 a 17 años, la cifra de pobres se dispara hasta llegar al 69,4%, según datos oficiales de los primeros seis meses del año.
Si se hace una radiografía de la situación de los menores de 0 a 14 años en el primer semestre: el 66,1% es pobre, frente a un 33,9% que no es pobre. Dentro de los que viven en la pobreza, el 39,1% son pobres no indigentes y un 27% son indigentes. Casi un tercio de los chicos que tienen casi 14 años viven muy por debajo de la línea de pobreza.
Si se mira el segmento 12 a 17 años según la condición de pobreza el 69,4% es pobre y sólo un 30,6% no es pobre. Dentro del segmento de adolescentes pobres, el 39,9% es pobre pero no indigente y un 29,4% es indigente. Alarma que un tercio de estos adolescentes sea indigente y que más de dos tercios sea pobre.

El informe 3 de El estudio la cocina de los cuidados es un espacio intersectorial y transversal de seguimiento y producción de información sobre las medidas de gobierno en el campo de los cuidados. Lo integran CELS, organizaciones sociales y de derechos humanos, sindicatos, iglesias, académicos, funcionarios y legisladores de diferentes fuerzas políticas.

Según este estudio: “El monto a reunir por un hogar para cubrir los bienes, servicios y el tiempo para cuidar estimado en la canasta de crianza ( INDEC) va desde $367.027 para niños de hasta 1 año a $454.568 para los de 6 a 12 años. Aunque la Tarjeta Alimentar y la AUH mantienen sus valores actualizados −esto puede volverse discrecional si se aprueba como está el proyecto de ley de presupuesto 2025−, el monto del programa Progresar recién se actualizó con un 75% en septiembre tras más de un año de congelamiento”.

Otro dato que preocupa es que “a esto se suma la suspensión en lo que va del año −con promesas de activarse en septiembre− de la provisión de alimentos a comedores escolares, barriales y de otras prestaciones hacia los Espacios de Primera Infancia (EPI), los Centros de Desarrollo Infantil (CDI) y los Espacios de Educación Inicial (EEI). Los niveles de subejecución −entre 0% y 30% cerrando el año− para el inicio o terminación de infraestructura de cuidado que incluía también obras de mejora en infraestructura hospitalaria y de salud infantil completa el panorama de retiro del Estado en su rol garante de derechos de niños, niñas y adolescentes y sus familias”, detectaron en el seguimiento de 1730 casos en todo el país

La cocina de los cuidados relevó que de 49 políticas de cuidado sólo están vigente 7. “Cesó la entrega de kits de apoyo a la lactancia materna, se subejecutaron programas nacionales de salud materno-infantil incluídos en políticas de acompañamiento al Curso de Vida, del Plan Mil días y se interrumpió la distribución de leche de fórmula en algunas provincias argentinas (Buenos Aires, Santa Fe). La Ley Brisa contempla a través del Programa RENNYA una ayuda económica para niños, niñas y adolescentes cuya madre o padre hayan sido víctimas de femicidios o femicidios vinculados. Esta ayuda económica fue interrumpida y se cerraron las altas. El programa tiene una ejecución a septiembre del 16%”, señaló el estudio.

Hay programas que se han descuidado y otros que están en riesgo. “El Programa de acompañamiento para el egreso de adolescentes y jóvenes sin cuidados parentales (PAES) registra un 50% de ejecución, ambos dependientes de la SENAF en el Ministerio de Capital Humano. Y por último, el desarme de las políticas de protección de niñas, adolescentes y mujeres con embarazos forzados y el desmantelamiento de la política de prevención de embarazo no intencional en la adolescencia (Plan ENIA), con un 14% de ejecución, profundizan el abandono de la responsabilidad estatal sobre la infancia”, señaló el estudio. El panorama para el presente y futuro de las infancias es alarmante.