Una fotografía que había sido borrada de la noche retornó este fin de semana en la calle Cirilo Tomas del barrio AGP, con el resurgimiento de fiestas clandestinas. En el domicilio se encontraban unos 200 jóvenes, quienes pagaron entradas de entre $4.000 y $7.000 para asistir a la fiesta con venta de bebidas alcohólicas.
La información fue notificada por el Sindicato Único de Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia de la República Argentina (SUTCAPRA) de la ciudad al Municipio de Río Grande, quienes se pusieron en contacto con la Policía para que intervenga en el lugar.
Detallando más la información, Bombares sostuvo que la modalidad de convocatoria de estos eventos ilegales es a través de Facebook: “Estaban invitando a los jóvenes en distintos puntos, para despistar a la policía, a comercio y a nuestra organización sindical. El punto final de la invitación fue en una casa particular, ubicada en Cirilo Tomas”, informó.
“La fiesta fue clausurada a la mitad”, tras la intervención policial, indicó Bombares. Asimismo, resaltó que el evento clandestino contó con la presencia de un DJ de Buenos Aires, como así también un puesto de venta de bebidas.
"Cada vez se organizan mejor”, aseveró el secretario general de SUTCAPRA, haciendo foco en que los organizadores deben ser “un grupo de personas que pone X cantidad de plata para generar eso”.
Sin embargo, Bombares resaltó que “el que organiza no le importa si la vivienda cuenta con espacio suficiente, como así también, tampoco les interesa a las personas estar apretadas en el lugar”.
A su vez, hizo hincapie en qué si cree que las fiestas clandestinas continuarán, Bombares evaluó que sí, ya que hay una gran inversión y un gran número de asistentes "ojalá que tengan en cuenta que son lugares que no están habilitados, no tienen matafuegos, salidas de emergencia ni seguridad. Están a la buena de Dios”, manifestó.
Asimismo, atribuyó que el gran porcentaje de asistencia a estos lugares ilegales “deben ser menores de edad que no pueden ingresar a los boliches, y jóvenes que estudian en otras provincias, que volvieron a la ciudad, y al estar colmados los boliches, no tienen otra opción que recurrir a las fiestas clandestinas”, cerró.
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