-Hola Neo.

-¿Cómo sabés mi nombre?

-Se mucho sobre ti.

Foaaaa, en 1999 el film Matrix reproducía este diálogo entre Neo y Matrix y los “Millenials padres fundadores” flasheabamos con un universo de ciencia ficción que nos hacía pensar cómo la tecnología influye sobre nuestros comportamientos en la vida.

2019, a 20 años podemos completar el diálogo con una versión libre:

-Si, ¿qué sabés?

-Se tu nombre, edad, sexo, puedo intuir de qué trabajas, qué te gusta hacer los fines de semana, qué grupos seguís en redes, con qué publicaciones interactuás más, que te gustan los perritos, qué corriente política te cae mejor, si manejás mal y si aceptaste políticas de privacidad invasivas... la lista no tiene fin. Te hice un resumen, pero yo diría que casi todo lo que necesito saber.

Hagamos un ejercicio. Abran sus mails. Página uno. ¿Cuántos avisos recibieron? Mmm, yo tengo un newsletter, varias notificaciones de aplicaciones, promociones de locales de electrodomésticos donde compré algo, promociones bancarias, de supermercados, una convocatoria a anotarme a un evento gubernamental. Ahora abran esos mails, ¿sienten que les hablan a uds, que está personalizado sobre alguna acción realizada por ustedes en el pasado, por algún servicio que hayan comprado?

Más fácil, supongamos que nunca compramos nada, que nunca dimos mucha información personal más que la que pide una cuenta de mail, una de un gigante de mensajería digamos. Que a su vez es propietaria de un monstruo de reproducción de videos. ¡Mirá qué sorpresa!, busqué “Rapido y Furioso” en la plataforma de videos y me salió un chivo una empresa de neumáticos. Eso no parece ni muy loco mi muy sorprendente si no te dijera que el anunciante puede saber en qué punto salteaste el aviso, cuantas veces avanzaste a verlo a su página, qué buscaste, qué tiempo permaneciste en cada sección, etc.

Te llega un SMS, suena el teléfono fijo o móvil; es una grabación. ¿Cómo saben dónde vivo y que me interesaría esa información que me dan sobre el barrio? ¿Por qué la mayor cantidad de llamados de Call Centers son de empresas dedicadas a las telecomunicaciónes queriendo que cambies tu servicio de Internet, cable, abono del celular?

Bajá la paranoia. Primero que nada recordá que toda información personal que volcás en redes sociales y sobre la cual aceptás que se haga pública juega y que hay softwares de escucha activa que recogerán esa información y se la “facilitarán” a alguién. Segundo verificá qué datos das y que términos concedes sobre ellos.

Tercero, no te aísles, no difiere mucho de un vendedor que te para en la calle al cual podés no prestar atención. Cuarto, adaptate a los tiempos.

Muchos espacios políticos aún no lo hacen y pierden una y otra elección por creer que brindar una información personalizada es manipular un voto.

Dejame decirte algo: si estoy sin trabajo, daría todo porque me llegue un mensaje de un político diciendome como lo podemos solucionar.  ¿Vos?

(*) El autor es asesor en comunicación política