En las últimas horas se puso sobre la mesa una discusión clave para las elecciones del domingo: ¿Es seguro el sistema Smartmatic, que se ocupará del escrutinio provisorio? (para ver como funciona hacé click acá).
Mientras que el Gobierno asegura que es transparente, que permite la trazabilidad del voto de punta a punta y que incluso habrá veedores informáticos y judiciales en todo el proceso, el Frente de Todos denuncia que es \"hackeable\".
Beatriz Busaniche, magíster en propiedad intelectual y miembro de la fundación Vía Libre, que se especializa en derecho digital.
\"Ningún sistema informático es 100% seguro. Lo único a lo que podemos aspirar es a reducir las potencialidades de ataque y a someterlo a los estudios suficientes como para hacer esta reducción de estas posibilidades de ataque\", señala la experta y asegura que nada de esto se hizo. \"No sabemos cuán vulnerable es el software y qué problemas puntuales tiene\".
¿Por qué? Básicamente porque los partidos políticos no tuvieron acceso al software hasta hace algunas horas y, según trascendió de la conferencia de prensa que brindó Andrés Ibarra, no se pudo tener el código fuente. Esto es una suerte de \"manual del fabricante\" que explica cómo funciona el sistema y cómo fue construido. Lo que sí se aportó fue asistencia técnica por parte de la empresa para que los partidos puedan ver el sistema.
Sin embargo, el punto crucial que preocupa a los expertos es la transformación del archivo original, el escaneo del telegrama en la escuela (formato TIFF), a otro tipo de archivo (PNG) para que sea computado y luego cargado al sistema.
\"No es claro el objetivo de conversión en el medio\", apunta Busaniche. Este punto ciego es el que preocupa a los expertos. Esta conversión, sin embargo, ya funcionaba de esta manera con el sistema anterior, antes de que intervenga Smartmatic y ya tenía estas mismas vulnerabilidades. La pregunta es por qué no lo cambiaron.
¿Cuál hubiera sido una mejor solución? Generar un archivo PDF en el momento en el cual se escanea la imagen del telegrama, firmarlo digitalmente, encriptarlo y que ese mismo archivo llegue y sea cargado de esa manera en el centro de cómputos. Es decir, evitar la conversión.
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