En los últimos meses, un encendido debate ha cobrado vida en Argentina, generando posturas encontradas sobre la posibilidad de dolarizar la economía del país. Tras las PASO, en donde Javier Milei se posicionó como el candidato más votado de todos los presidenciables, vuelve a encenderse la pregunta: ¿qué significa "dolarizar" la economía argentina?

En el centro de este debatido tópico se encuentran argumentos tanto a favor como en contra de la dolarización, que busca establecer al dólar estadounidense como moneda de curso legal en la nación. Esta discusión se intensifica debido a que algunos activos de alto valor, como automóviles y propiedades, ya se valoran en dólares en el país sudamericano.

El trasfondo de la dolarización

La dolarización implica un cambio drástico en la estructura económica de un país. Bajo este enfoque, la moneda local es reemplazada por el dólar estadounidense para todas las transacciones. Esencialmente, el gobierno canjearía la moneda local circulante, préstamos y depósitos por dólares, ya sea a un tipo de cambio fijo o uno variable.

Uno de los efectos más inmediatos de esta transición es que el Banco Central perdería su capacidad de influir en la política monetaria y dejaría de ser el prestamista de último recurso. Sin embargo, hay quienes argumentan que esto podría exponer al sistema financiero a riesgos alentando la circulación de efectivo fuera del circuito formal.

La perspectiva argentina de la dolarización

Si Argentina decidiera abrazar la dolarización, todos los pesos en circulación serían convertidos a dólares, lo que transformaría al dólar estadounidense en la moneda dominante para todas las transacciones.

No obstante, hay variantes de este enfoque, como el planteado por el candidato presidencial Javier Milei, que propone la "libre competición de monedas". Bajo este esquema, se permitiría el uso de varias monedas, pero dados los antecedentes y preferencias arraigadas en Argentina, es probable que el dólar se mantenga como opción predominante.

En el caso de la dolarización, el Banco Central perdería su papel en la política monetaria y como prestamista de último recurso, alineándose con la política general de cualquier país que opte por la dolarización. No obstante, es crucial destacar que la dolarización no debe confundirse con el régimen de convertibilidad, un término que evoca memorias en Argentina.

Beneficios y desafíos de la dolarización

La decisión de dolarizar una economía conlleva una serie de posibles beneficios y desventajas que deben ser considerados con atención.

Ventajas de la dolarización

1. Control de inflación: una de las ventajas clave de la dolarización es la reducción potencial de la inflación. Dada la notoria desconfianza en el peso argentino, que ha llevado al dólar a ser la elección de ahorro preferida, la dolarización podría contribuir a nivelar las tasas inflacionarias con las de Estados Unidos.
2. Mayor credibilidad: al eliminar la inflación y utilizar una moneda fuerte como el dólar para las transacciones, la confianza de los inversores podría aumentar, lo que a su vez podría traducirse en un mayor flujo de inversiones extranjeras.
3. Estímulo al ahorro: la dolarización podría fomentar el ahorro, ya que los sueldos se pagarían en dólares y los bienes y servicios mantendrían precios relativamente estables. Esto brindaría estabilidad financiera y un ambiente propicio para el acceso al crédito.
4. Integración financiera: al estandarizar el uso del dólar, las barreras internacionales podrían disminuir, lo que facilitaría las transacciones internacionales y estimularía la integración económica global.
5. Salarios reales aumentados: la dolarización podría frenar la pérdida del poder adquisitivo que los trabajadores enfrentan debido a la inflación, ya que sus ingresos estarían denominados en dólares.

Desafíos de la dolarización

1. Perdida de autonomía monetaria: uno de los mayores desafíos de la dolarización es la pérdida de la autonomía monetaria. Al adoptar el dólar, Argentina renunciaría a su capacidad de implementar medidas de política monetaria y se convertiría en dependiente de las políticas de la Reserva Federal de los Estados Unidos.
2. Limitación de ajustes cambiarios: en caso de pérdida de competitividad, disminución de las exportaciones o desequilibrios, el país perdería la capacidad de realizar ajustes cambiarios para contrarrestar estas situaciones.
3. Necesidad de déficit fiscal bajo: aunque un déficit fiscal bajo podría considerarse una ventaja, en momentos de crisis excepcionales, como una pandemia o una guerra, la falta de capacidad para emitir moneda podría volverse una desventaja.
4. Rigidez de precios y salarios: la dolarización podría dificultar los ajustes en precios y salarios, lo que a su vez podría generar desequilibrios en el mercado laboral y la economía en general.
5. Caída inicial del poder adquisitivo: la transición a una economía dolarizada podría provocar una caída pronunciada del poder adquisitivo, especialmente si el país no dispone de suficientes dólares para convertir la moneda local a un tipo de cambio de mercado.

La duda de la desdolarización

Un fantasma que acecha a aquellos que consideran la dolarización es el temor de la desdolarización en el futuro. Dado el pasado de Argentina, donde incluso después de años de convertibilidad, muchos individuos recibieron pesos en lugar de dólares, existe la preocupación de que un cambio de gobierno pueda revertir la dolarización, dejando a los ciudadanos inseguros respecto a sus ahorros.

En última instancia, el debate sobre la dolarización en Argentina refleja la complejidad inherente en las decisiones económicas de gran envergadura. Los posibles beneficios y desafíos deben ser analizados cuidadosamente, teniendo en cuenta las circunstancias únicas del país y la voluntad de asumir los riesgos que conlleva esta transformación monetaria.

Convertibilidad

En el caso de la convertibilidad, a rasgos generales, consistió en convertir los australes a pesos argentinos convertibles y estos a dólares con una tasa de 10.000 a 1. Es decir, si la persona cobraba 2.000.000 de australes, estos se convertirían a pesos convertibles con la tasa previamente mencionada, por lo que la persona pasaba a cobrar $200. A su vez, estos $200 equivalían a u$s 200.

Sin embargo, ambas monedas convivían, a diferencia de la dolarización en la que el peso directamente es eliminado. Además, en el caso de la convertibilidad, muchas provincias podían tomar deudas en pesos sin restricciones, entre otros factores.