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Política

Radiografía de un Gobierno en minoría: cuántas leyes se aprobaron durante la gestión de Mauricio Macri

¿Es posible gobernar con minoría en el Congreso? Ese el disparador del nuevo libro del periodista José Ángel Di Mauro, director de la revista El Parlamentario, que analiza la debilidad de origen del gobierno de Mauricio Macri, el primer presidente no peronista que terminará su mandato el 10 de diciembre desde el surgimiento del movimiento creado por Juan Domingo Perón.

Con vasta experiencia en la cobertura de temas legislativos, en el libro Gobernar en Minoría. El karma de la gestión Cambiemos que se presenta esta semana, Di Mauro se mete en los entretelones de las cámaras de Diputados y Senadores durante la gestión de Cambiemos para interpretar las medidas que el oficialismo pudo llevar adelante, en las que debió ceder y las que les frenó la oposición.

Es un análisis minucioso de lo que representó el Poder Legislativo para la gestión del actual mandatario, Di Mauro sostiene en su nuevo trabajo que “Macri confiaba en que el Congreso de la Nación no sería un obstáculo para su gestión de gobierno, convencido de que la experiencia de no haber nunca tenido mayoría en la Legislatura porteña durante sus ocho años como jefe de Gobierno era un antecedente suficiente para albergar optimismo”.

Sin embargo -afirma- “no tardaría en advertir lo contrario, aunque la aprobación rápida de una serie de leyes clave como el acuerdo con los holdouts dio margen a la ilusión de Cambiemos de que el Parlamento sería un ámbito donde podría llegar a consensuar, a pesar de su inferioridad numérica en ambas cámaras”.

Di Mauro – también jefe de la Sección Política en Diario Popular- observa que Macri encontró en el Parlamento “obstáculos permanentes que le pusieron límites a sus planes”. De hecho, “el ‘reformismo permanente’ que el Presidente proclamó cuando acababa de lograr un resonante éxito electoral en las elecciones de medio término, y se diluyó en las esferas parlamentarias”, analiza.

 

 

 

El antecedente histórico

El periodista recuerda que el antecedente más cercano a la condición minoritaria del gobierno de Macri data de los tiempos de Hipólito Yrigoyen, cuando el líder de la UCR asumió su primer gobierno en 1916 con minoría en ambas cámaras. “En Diputados había 45 radicales contra 70 opositores, mientras que en el Senado la desproporción era mayor: 4 senadores propios y 26 contrarios. Once gobernaciones pertenecían al régimen conservador que había logrado desplazar la UCR en las primeras elecciones celebradas bajo la Ley Sáenz Peña”, detalla en el libro.

Como comparación, también vale tener en cuenta los delicados equilibrios parlamentarios del gobierno de Raúl Alfonsín. El presidente que protagonizó el retorno democrático logró asumir con una mayoría de 129 diputados sobre un total, en ese momento, de 254 miembros, cifra que le permitió contar con quorum propio. Sin embargo tuvo minoría en el Senado, histórico territorio del peronismo: 18 senadores propios contra 21 del principal bloque opositor.

La situación de Macri fue mucho más desventajosa en la Cámara alta. Al asumir su mandato en diciembre del 2015, Macri contó con 87 diputados de Cambiemos contra 97 del Frente para la Victoria, pero en el Senado tuvo menos de la mitad de senadores que el bloque del PJ-FPV: 15 contra 39.

 

El ideólogo del Bloque Justicialista

Entre los numerosas situaciones de las bambalinas parlamentarias que reconstruye Di Mauro, figura la del rol de ideólogo del “Bloque Justicialista” que tuvo el actual candidato a vicepresidente de Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey, pese a que nunca formó parte del mismo.

“El Gobierno necesitaba esa división en la bancada del FPV, para reducir al bloque K y generar un espacio con el cual consensuar leyes. Se daba por descontado que ese objetivo contaba con la anuencia de José Luis Gioja, entre otros. Y siempre se supuso que el ex gobernador sanjuanino estaría entre los que se irían al nuevo bloque. Pero eso nunca sucedió. Quienes esperaban que Gioja se alejara tenían sus razones: él era quien le había puesto el nombre al Bloque Justicialista, según confiesa uno de los 17 que se fueron. La razón por la que no se fue está en la normalización del PJ, que al final lo tuvo a él al frente. Gioja entendió que si le ponían el mote de “traidor” que recibieron los que se fueron, sería muy difícil que lo eligieran para presidir el partido”, relata el periodista, también autor de ¿Que se vayan todos? Crónica del derrumbe político y Cristina K. La dama rebelde.

 

La unión de la oposición en Diputados

Di Mauro describe el origen de lo que terminó siendo la unión de la oposición, cuando por primera vez gran parte del peronismo, el kirchnerismo y el masssimo se unieron para rechazar el proyecto de reforma previsional impulsado por el Ejecutivo en Diputados.

Pero la génesis, para el autor hay que encontrarla “en el debate por Ganancias, a fines de 2016, cuando se gestó aquella recordada conferencia de prensa que mostró por primera vez a la oposición que venía colaborando con el gobierno junto al kirchnerismo. El Gobierno se ilusionó con el daño que al massismo le generaba aparecer en una conferencia de prensa junto a Alex Kicillof. La frutilla del postre la dio la unión que se dio a fines de 2018, cuando la oposición le birló sorpresivamente un lugar en el Consejo de la Magistratura a Cambiemos”.

 

Qué presidente tuvo más normas aprobadas

Macri no solo fue el presidente que debió gobernar en minoría en ambas cámaras. También fue el que, desde el retorno democrático, tuvo menos leyes aprobadas durante su gestión. En su tres primeros años, fueron 253, según contabilizó Di Mauro. La parálisis legislativa de este año electoral no modificó sustancialmente ese número, ya que a septiembre solo se aprobaron 7 normas, lo que da un total de 260.

La cifra está lejos de las 854 leyes que se aprobaron durante el primer gobierno de Carlos Menem - si bien se extendió por seis años y medio-, o las que se sancionaron durante el mandato de Alfonsín: 736. El número de leyes aprobadas durante la gestión de Cambiemos es aún inferior a las sancionadas durante los breves mandatos de Fernando de la Rúa –323- y el de Eduardo Duhalde -312-, que estuvieron solo dos años en la Casa Rosada.

 

Sin embargo no solo es interesante ver los datos que recoge el libro de Di Mauro sobre la cantidad de leyes que obtuvieron sanción en ambas cámaras, sino además, cuántas de ellas fueron iniciativas del Ejecutivo.

Mientras que Alfonsín fue el presidente que logró que más leyes propias le votaran -382 sobre 854, el 53%-, Macri es el mandatario que cosechó menos éxitos en ese sentido. Solo 74 de las 253 normas que obtuvieron sanción entre 2016 y fines del 2018 fueron iniciativa del Ejecutivo. Apenas el 29%.

Y si bien, según la historia parlamentaria, ningún gobierno pierde una ley que envía en sesiones extraordinarias -cuando solo se tratan los proyectos que quiere el Ejecutivo, y con un mínimo acuerdo para que salgan fuera del calendario ordinario del Congreso - , el de Cambiemos sufrió “una derrota inédita” con la ley de Ganancias, tal como destaca Di Mauro en su libro.

“El Gobierno se pasó todo su primer año anunciando el envío del proyecto al Congreso, pero nunca cumplió, hasta que la oposición, con el massismo a la cabeza, le torció el brazo anunciando que enviarían un proyecto propio. Corrido por izquierda, terminó evitando una derrota legislativa con la oposición unida forzando una sesión, prometiendo que incluiría el tema en extraordinarias. Finalmente mandó un proyecto propio, que resultó derrotado en Diputados donde se aprobó el proyecto de la oposición por 140 votos afirmativos, 86 negativos y 7 abstenciones. Al final, el gobierno acordó con los gobernadores y modificó el proyecto en el Senado y luego aprobó eso en Diputados”, recuerda el periodista parlamentario.

La inferioridad numérica le valió que tuviera que vetar dos leyes que promovió la oposición, con un fuerte componente económico: la ley antidespidos y el congelamiento de tarifas. “En ninguno de los dos casos el veto acarreó un costo político. Pero en el segundo, el costo Macri lo pagó con creces porque fue un tema recurrente a lo largo de casi todo su mandato”, observa el auto de “Gobernar en Minoría”.

 

Cantidad de sesiones

La baja productividad legislativa fue en paralelo al bajo número de sesiones durante los tres primeros años de gestión de Cambiemos. En el primer año de gobierno, hubo 45 en total entre las de Diputados y el Senado en el primer año de gobierno; 37 en 2017; y solo 28 el año pasado, entre ambas cámaras.

Estos números contrastan con las 88 sesiones que hubo en 2006, último año del mandato de Néstor Kirchner, el pico de actividad legislativa desde 2001.

 

El año que menos funcionó el Congreso fue 2015, cuando hubo 23 sesiones en total entre ambas cámaras. Sin embargo, todo indica que el récord será este año. A esta altura y con pocas probabilidad de que se reactive la actividad parlamentaria por las elecciones y un probable recambio de Gobierno, el Senado sesionó en solo siete oportunidades, y la Cámara baja apenas en seis.

 

Uso de los DNU

El uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Ejecutivo está asociado a la imposibilidad política de un Gobierno de llevar la discusión al Congreso, y ganarla. Si bien deben ser revisada por una comisión Bicameral parlamentaria, para que dejen de tener vigencia deben ser rechazados por ambas cámaras en el recinto.

Macri tuvo un mal debut cuando, apenas asumió, intentó nombrar a dos jueces de la Corte Suprema por decreto, y luego debió dar marcha atrás.

Pero ¿fue Macri el presidente que más usó ese recurso? Los números recabados por Di Mauro en Gobernar en Minoría demuestran que no.

Según los datos del libro, el presidente que más DNU firmó fue Menem: 545 en 10 años y medio. En proporción por extensión del mandato, le siguió de cerca Kirchner: 270 decretos en cuatro años y medio. Macri, en tanto, dictó 48 en sus primeros tres años. El que menos apeló a ese recurso fue Alfonsín, apenas 10 DNU en cinco años y medio.

 

Los informes de los jefes de Gabinete

El “¡Háganse cargo de una vez, no vendan humo, no se puede tanto cinismo!”, que le espetó el jefe de Gabinete Marcos Peña a la bancada kirchnerista en su informe de marzo del 2017 en Diputados sea probablemente el cruce más recordado de los que protagonizó la mano derecha de Macri.

Pero además de por haber refutado críticas de la oposición con ironías, Peña también será recordado como el jefe de Gabinete que más preguntas de legisladores respondió en tres años, comparada con la performance de los jefes de Gabinete durante los gobiernos kirchneristas.

Según relevó Di Mauro, en tres años de gestión, Peña contestó 23.597 preguntas, mientras que los ministros K respondieron 15.431 en 12 años.

Alberto Fernández respondió 5.555 de las 6.291 preguntas recibidas; Sergio Massa 309 de las 379; Juan Manuel Abal Medina 1.650 de las 1.894 preguntas que le hicieron; Jorge Capitanich dio 3.864 respuestas sobre 4.597 preguntas que le formularon, y Aníbal Fernández, respondió 2.087 de las 2.270 que le hicieron llegar los legisladores en su primer mandato. Sin embargo, la segunda vez que ocupó el cargo, no respondió ninguna.

 

Más allá de las preguntas que contestó cada uno, casi ninguno cumplió como corresponde con lo que ordena la Constitución de concurrir mensualmente a informar, alternativamente, a cada cámara el avance de la gestión.

El primer jefe de Gabinete de la era K, el hoy candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández, debió haber brindado 47 informes durante todo el período de Néstor Kirchner y siete meses del de Cristina, pero solo asistió en 12 oportunidades.

Su sucesor Sergio Massa apenas brindó uno de los 8 informes que debió dar. Le siguió Aníbal Fernández, que concurrió a dar cinco informes de los 23 que le hubieran correspondido, en tanto que Juan Manuel Abal Medina solo fue tres de las 18 veces que debía ir.

Jorge Capitanich fue el funcionario kirchnerista que mejor cumplió con ese mandato: brindó 8 de los 9 informes que le correspondían. Su sucesor y último jefe de Gabinete K, Aníbal Fernández, fue la antítesis del chaqueño: en su segundo turno en el cargo, de los 9 informes que tendría que haber dado, no brindó ninguno.

En los tres primeros años de la gestión Cambiemos, Peña promedió un 75% de asistencia: fue al Congreso en 18 de las 24 ocasiones que le correspondían. El último año bajó sustancialmente el promedio.

Leyes emblemáticas

En este su tercer libro, Di Mauro cuenta también el trasfondo de los debates más emblemáticos que se plantearon durante la gestión Cambiemos.

Desde la sesión clave para aprobar el pago a los fondos buitre, hasta la ley del arrepentido -que fue la estrella de la causa de los cuadernos de las coimas el año pasado en los Tribunales de Comodoro Py-, pasando por la frustada ley extinción de dominio, con las acusaciones de corrupción contra ex funcionarios kirchneristas de fondo.

“La ley del arrepentido, la de extinción de dominio -que nunca llegó a convertirse en ley-, fueron sin duda los temas más destacados por parte del oficialismo, que a su vez reivindica el papel que tuvo el Consejo de la Magistratura en esos años, al punto tal de considerar que el rol de Cambiemos fue exactamente contrario al del gobierno que lo precedió”, sostiene Di Mauro en el libro. Esa reivindicación se refiere al récord de ternas de jueces que se aprobaron en ese organismo durante la gestión de Cambiemos desde enero de 2016 hasta abril de este año, un total de 287 que fueron elevadas al Ejecutivo.

Testigo calificado de la actividad parlamentaria, Di Mauri también hace un repaso de normas de discusiones de fuerte impacto político como de la suspensión de Julio De Vido como diputado, a la del desafuero de Cristina Kirchner en el Senado. Y de proyectos de alto impacto social y económico como la ley antidespidos y la del congelamiento de tarifas -ambas vetadas por Macri-, hasta la de la batalla, dentro y fuera del Congreso, por la reforma previsional.

 

Paridad de género: una madrugada inesperada

El libro incluye una pormenorizada descripción de cómo se gestaron y conmovieron al Parlamento dos hitos legislativos: la sanción de la ley de paridad de género y el histórico debate sobre el aborto.

“La ley de paridad de género fue una de esas iniciativas que la oposición manejó de manera paralela en ambas cámaras. Consensuada con el oficialismo en Diputados, en el Senado aprobaron de manera relámpago un proyecto similar, suscripto solo por la oposición. Y mientras el proyecto de la Cámara baja fue incorporado a la reforma política que terminó naufragando, las mujeres lograron imponer su tratamiento y aprobación imprevistamente en la madrugada del 23 de noviembre de 2017”, reconstruye el autor del libro.

En el texto, nutrido de numerosas entrevistas a legisladores, Di Mauro describe la sorpresa de Emilio Monzó -presidente de la Cámara de Diputados- esa noche cuando le impusieron el tratamiento fuera de temario, y la explicación de una de sus impulsoras, Silvia Lospennato. “Sabíamos que era esa oportunidad, o se caía el año parlamentario, se caía el dictamen y ya no íbamos a poder tener la paridad”, el admitió la legisladora del PRO al periodista.

 

 

 

Di Mauro relata cómo “Monzó se dio cuenta de que las mujeres estaban preparando algo porque veía movimientos y reuniones en el recinto”. El preidente de Diputado le dijo que “cuando las mujeres más importantes se mueven en el recinto no es para hablar de la vida. Es para llevar adelante un objetivo concreto. Y cuando vio que era inevitable tratar ese tema que no estaba incluido en el temario, debió aceptarlo, sin consultar siquiera con la Rosada”.

 

Las grietas que abrió el debate del aborto

Sin dudas, Di Mauro considera que fue el debate del aborto el que abrió una grieta inesperada en todo el arco legislativo, donde de un lado y del otro se mezclaron oficialistas y opositores.

Según reconstruye, Monzó “se había ilusionado con las señales que percibió inicialmente en ese tema, cuando actores de uno y otro lado de la grieta comenzaron a tener diálogo y conversaciones sobre ese proyecto. Y se esperanzó con que eso pudiese ser una excusa para que muchos que no dialogaban comenzaran a hacerlo, y a partir de ese momento empezar a cambiar el tema de la grieta, una cuestión que siempre fue su obsesión”. Sin embargo – advierte el periodista- el presidente de Diputados le admitió que a la \'grieta vertical’ se sumó ‘una grieta transversal’, en algunos casos hasta más fuerte que la política, que partió los bloques”.

Esa ruptura afectaría especialmente al oficialismo, y el debate del aborto, que finalmente obtuvo media sanción en Diputados pero no logró pasar el Senado, marcó un antes y un después en las relaciones personales de muchos actores del bloque de Cambiemos.

Gobernar en Minoría. El karma de la gestión Cambiemos se presentará este jueves 3 de octubre a las 19 en el Salón Delia Parodi del Palacio del Congreso de la Nación.

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