
La posibilidad de incorporar barcazas generadoras de energía en la ciudad de Ushuaia ha generado preocupación entre especialistas del sector energético y ambientalistas. La alternativa, impulsada por el Ejecutivo provincial para hacer frente al déficit en el suministro eléctrico, es vista como una medida de alto costo económico y con consecuencias ambientales considerables.
De concretarse la operación, se trataría de la instalación de una usina flotante operada por la empresa turca Karpowership, que mantiene conversaciones con autoridades locales y representantes de Terra Ignis. El objetivo es ofrecer una solución inmediata a la escasez de energía que atraviesa la capital fueguina, en medio de un panorama de escasa inversión en infraestructura durante los últimos años.
Distintos informes advierten que estas centrales, que funcionan a base de combustibles fósiles, emiten gases contaminantes y podrían alterar el equilibrio de los ecosistemas marinos. Además, se cuestiona la sostenibilidad de su operación en el tiempo, considerando que el costo del megavatio generado podría cuadruplicar al actual, incrementando el gasto público y comprometiendo los recursos provinciales.
A nivel internacional, la empresa Karpowership ha sido señalada por fallas en la provisión energética, denuncias por derrames y por el aumento de temperatura del agua circundante, lo que habría afectado a especies marinas en otros países. Frente a este escenario, desde distintos sectores reclaman soluciones estructurales y exigen al gobierno provincial una planificación seria y sustentable en materia energética.
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