Mediante técnicas de detección automáticas se han podido identificar, como resultado de esa deriva tectónica en la zona, más de 30.000 sismos ocurridos durante tres meses desde fines de agosto en la zona, informa el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile.
Esta intensa actividad sísmica en el Estrecho de Bransfield, Península Antártica, comenzó los últimos días de agosto de este 2020.
Los sismos de mayor magnitud, registrados en al menos tres estaciones sismológicas, pudieron ser localizados y analizados de mejor manera, \"mostrando una variedad de mecanismos y geometrías de fallas, todas consistentes con una extensión nor-oeste sur-este por lo que esta secuencia se interpreta como parte del proceso de expansión del Estrecho de Bransfield\", indica en un comunicado Sergio Barrientos, director del CSN.
Esta observación es corroborada al medir cómo cambia la distancia -mediante observaciones de posicionamiento satelital (GNSS)- entre dos sitios ubicados en ambos costados del Estrecho de Bransfield, uno en Base Artigas (Uruguay, en Isla Rey Jorge) y el otro en Base Esperanza (Argentina, en la Península Antártica).
Estas últimas revelan un cambio -a fines de agosto- en la velocidad de expansión del Estrecho de Bransfield ya que la separación de la isla Rey Jorge de la Península Antártica, aumentó drásticamente desde un valor de 8 mm/año a 15 cm/año a fines de agosto.
La tectónica alrededor de la Península Antártica es compleja ya que existen variados procesos de convergencia, divergencia y deslizamiento lateral de segmentos de placas en un área relativamente reducida. Como lo es la zona de subducción del remanente de la paleo-placa Fénix por el noroeste de las Islas Shetland del Sur y la separación de la micro-placa Shetland del Sur de la placa Antártica.
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