Cada año, la flota que encabeza el rompehielos ARA Almirante Irízar parte hacia el Sector Antártico Argentino para relevar personal y proveer de raciones a quienes trabajan entre bases, laboratorios y campamentos. Qué cantidad de alimentos cargarán los buques de cara a una nueva campaña rumbo al continente blanco.
El Sector Antártico Argentino abarca más de 1.461.000 kilómetros cuadrados. El país reivindica soberanía sobre la totalidad de este espacio, que se extiende sobre tierra firme en un 66%, el equivalente aproximado a lo que ocuparían tres provincias de Buenos Aires.
El reclamo nacional se sostiene sobre la base de argumentos como la herencia histórica de España, la continuidad geológica, el desarrollo de larga data de actividad científica y, entre los más importantes, el emplazamiento de bases y su ocupación permanente.
La Argentina administra siete de estas estaciones de modo continuo y otras seis de manera temporaria, es decir, solamente durante el verano. De las 13, dos operan bajo la órbita de la Cancillería, mientras que el Ministerio de Defensa conduce las demás.
Las dos primeras son la base permanente Carlini y la temporaria Brown. Las once restantes incluyen las permanentes Orcadas, Marambio, Esperanza, San Martín, Belgrano II, Petrel así como las temporarias Melchior, Decepción, Cámara, Primavera y Matienzo.
Bases, laboratorios y campamentos
En torno a las estaciones permanentes funcionan los Laboratorios Antárticos Multidisciplinarios (LAMs), donde profesionales de distintas áreas obtienen y remiten datos de los diferentes proyectos científicos que dirige el Instituto Antártico Argentino (IAA).
Entre otras tareas, los LAMs registran datos sismológicos que contribuyen a redes mundiales de monitoreo, así como datos geomagnéticos y de la Alta Atmósfera que permiten predecir fenómenos solares, como aquellos que perjudican los sistemas de posicionamiento global o “GPS”.
Todos los años, se abre una convocatoria para sumar personal a los laboratorios. Las personas interesadas deben atravesar una serie de rigurosos exámenes que determinan si podrán participar de una permanencia de unos trece meses en territorio antártico.
Durante el verano, los equipos de investigación también montan campamentos en un radio de hasta 100 km de Base Marambio, desde donde parten a bordo de un avión o helicóptero. Por razones de seguridad, cada grupo debe contar con un mínimo de tres integrantes.
Las labores que se realizan en los campamentos se asocian con la geología, paleontología y glaciología. Para su desempeño, además de las carpas resultan clave los generadores eléctricos, el instrumental científico, los equipos de comunicación y por sobre todo, los víveres.
La importancia de la alimentación
La empresa a cargo de desarrollar el aprovisionamiento alimentario de las bases, LAMs y campamentos antárticos es Nutrire, una de las empresas de Grupo L, quien movilizará un total de 106.600 toneladas de comidas dentro de su plan de distribución de raciones para la campaña de verano de 2023 en el Sector Antártico Argentino.
“Entre la última parte de este año y la primera del próximo, bases de gran valor estratégico como Esperanza y Marambio requirieron de un plan que contempló raciones en torno a las 28.000 y 26.000 toneladas, respectivamente”, reveló Mariano Gomar, Gerente Coordinador de Operaciones y Logística de Grupo L.
A modo de ejemplo, Nutrire aportó a su campaña anual más reciente 2.563 kilos de arroz, 6.990 kg de azúcar, 1.157 kg de café molido, 4.370 kg de yerba y más de 36.000 kg de diferentes tipos de harina. En materia de productos líquidos, se encuentra transportando más de 36.000 lt de leche larga vida y unos 22.000 lt de gaseosa, entre diversas variantes.
El éxito de las actividades en el continente blanco depende tanto de la correcta provisión de víveres como de la capacidad de los medios de transporte, los que deben circular en un medio hostil. Para ello, la Argentina dispone de una fuerza conjunta antártica que actualmente encabeza el Comando Conjunto Antártico.
El Rompehielos y el aprovisionamiento
El RHAI es una nave de 121,3 metros de eslora que recientemente fue recuperada tras una década de inactividad. Traslada dos helicópteros Sea King a bordo y la acompañan buques de apoyo y de transporte, como el ARA Canal de Beagle.
La flota se despliega en aguas antárticas entre estos días de diciembre y marzo de cada año, tras varios meses de preparativos. Los helicópteros se encargan del relevo del personal y del aprovisionamiento de las bases.
Durante los 120 días de viaje, el papel del RHAI resulta preponderante en cuanto a logística, ya que además de trasladar unas 300 personas, carga una gran parte de las comidas que les permitirán subsistir a lo largo de la travesía oceánica y la posterior campaña antártica.
En ese sentido, Mariano Gomar detalla que, en lo que refiere estrictamente a las raciones destinadas a buques, “el Rompehielos ARA Almirante Irízar transportará 42.255 toneladas de alimentos, mientras que el ARA Canal del Beagle hará lo propio con otras 13.650”.
Estos movimientos tienen lugar en el marco de la campaña que comenzó en noviembre y que concluirá a finales de enero de 2023. En ese mismo período, “Nutrire proveerá a la flota de un total de 68.055 toneladas de raciones”, según concluye el ejecutivo para ilustrar el alcance de esta actividad.
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