Las duras condiciones climáticas y la variedad de objetos -desde alimentos hasta vehículos- que son transportados a la Antártida en el avión Hércules C-130 hacen que la actividad de carga y descarga del avión sea no sólo diferente sino mucho más complicada que en los aeropuertos del continente.
Claribel Torres es Cabo Primera de la Fuerza Aérea Argentina y es la primera mujer que se desempeña como Operadora de Terminal Aérea en la Base Antártica Conjunta Marambio. “Hay mujeres que vienen ya hace varios años de mi misma especialidad, carga y despacho de aeronaves, pero se desempeñan como operadoras de carga de los helicópteros Bell 212, en cambio, en este caso es la primera vez que una mujer ocupa este lugar como terminal aérea”, explica sobre su función, en diálogo con Télam.
El trabajo que realiza no es simple, requiere mucha atención y extremar las precauciones y medidas de seguridad porque todos los elementos que se transportan en los vuelos son esenciales para la subsistencia tanto en la Base Marambio como en las demás bases antárticas argentinas.
La cabo Torres detalla que “todo lo que hay en la base actualmente ha entrado por modo aéreo, desde víveres hasta vehículos de apoyo”. Y agrega: “por ejemplo, la máquina que ocupo para trabajar, ya sea en la descarga y carga de la aeronave, como también para el movimiento de cargas que trae el buque Irízar, es la Caterpillar 938 y esa máquina vino en vuelo”.
Claribel está agradecida de formar parte de la dotación militar que se desempeña en la Base Marambio y reconoce que lo que más le cuesta es el desarraigo, porque extraña mucho a sus seres queridos. “Soy muy familiera, muy de la juntada con mi familia los fines de semana, a pasar todo el día con los chicos, tengo muchos sobrinos”, cuenta con evidente nostalgia.
“Yo puedo extrañar, pero es una decisión mía estar acá y estoy logrando uno de mis objetivos en la carrera”, aclara la joven operadora que pese a todas las adversidades disfruta del desafío personal y profesional que implica residir durante todo un año en la Antártida. “Somos pocas mujeres en la especialidad y estar acá me llena de orgullo y de placer”, concluye.
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