Investigadores del Conicet de La Plata y Bahía Blanca aportaron la primera evidencia de contaminación por microplásticos en pingüinos de Magallanes al hallar polipropileno y poliéster en sus cuerpos, que llegan a los océanos por acción humana.
La contaminación con plásticos es un problema ambiental que cada vez causa mayor preocupación a nivel global.
Es que los distintos ecosistemas sufren los efectos devastadores de la acumulación de los deshechos de ese material ya que tardan muchísimos años en degradarse.
El primer indicio de contaminación por plásticos data de los años ’60, cuando se empezó a dar cuenta del impacto que esto tenía en los océanos y en la dieta de las aves marinas.
"Tomamos ejemplares de pingüinos que murieron durante su rehabilitación después de quedar varados en la costa para analizar su tracto digestivo y hallar el rastro de ingesta de plásticos y partículas plásticas”
En la última década, la evidencia científica se multiplicó casi a un nivel exponencial y generó el interés de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que puso en marcha una mesa internacional integrada por unos 160 países que buscan impulsar un tratado que inste a curvar la línea de producción de plásticos, bajar su consumo y fomentar su reutilización.
En este contexto, los expertos del Instituto Argentino de Oceanografía y del Centro de Química Inorgánica “Pedro J. Aymonino” se propusieron indagar acerca de los efectos que este tipo de contaminación tiene en costas y plataformas marinas y descubrieron evidencia de la contaminación por plásticos en pingüinos de Magallanes, que publicaron recientemente en la revista científica Marine Pollution Bulletin.
“Todos los años, los pingüinos migran desde el sur hacia Brasil. En ese trayecto, muchos se enferman y llegan en grave estado o muertos a las playas. Nosotros tomamos ejemplares de pingüinos que murieron durante su rehabilitación después de quedar varados en la costa para analizar su tracto digestivo y hallar el rastro de ingesta de plásticos y partículas plásticas”, contó Tatiana Recabarren Villalón, la primera autora del trabajo, reflejó un comunicado.
Explicó que “las aves son buenos bioindicadores porque son oportunistas y se alimentan de todo lo que flota en el agua. Pero el pingüino de Magallanes es más selectivo, elige y caza a sus presas, especialmente peces, lo que nos hacía pensar que los niveles de plásticos en su interior no iban a ser muy altos”.
“Pudimos discernir el material polimérico de origen plástico, algo muy importante que puede dar indicios tanto del origen como del foco de contaminación"
La detección de microplásticos
El equipo estudió el tracto digestivo completo, separó la materia orgánica y clasificó según tamaño, tipo y color toda evidencia de la presencia de microplásticos. Una vez digeridas las muestras, las enviaron al Centro de Química para determinar la composición de los residuos hallados.
“Pudimos discernir el material polimérico de origen plástico, algo muy importante que puede dar indicios tanto del origen como del foco de contaminación, como así también de las posibles consecuencias para la salud que traen aparejados los diferentes materiales plásticos”, destacó el investigador Lucas Rodríguez Pirani.
Los expertos señalaron que, en la totalidad de las aves estudiadas, las micropartículas representaron el 91 por ciento de los desechos hallados, el 97 por ciento de las cuales fueron fibras de origen antrópico, es decir procedentes de la actividad humana.
En el mismo sentido, más del 62% del total de las partículas eran de origen plástico, siendo el polipropileno y el poliéster los más abundantes. También se encontraron fibras celulósicas semisintéticas, partículas metálicas y pigmentos utilizados en las industrias textiles y plásticas.
Al respecto, Andrés Arias, otro de los investigadores del trabajo, resaltó: “Si bien no tenemos una comprobación directa, muy probablemente lo que encontramos sea portado por sus presas, es decir que ellos están comiendo peces que a su vez ya habían comido antes estos plásticos”.
"El hecho de que sea una especie carismática la que está siendo afectada contribuya a una mayor sensibilización o conciencia ambiental de todas las partes involucradas en la ruta del plástico hacia los océanos: desde la industria petroquímica hasta los usuarios finales”
Manifestó que “el estudio permite postular a este pingüino como un buen bioindicador de lo que está pasando en el agua, del status de los niveles de contaminación que tiene" y añadió que "la evidencia nos dice que la principal fuente de esta contaminación es el ser humano, a través de aguas residuales o actividad pesquera".
"Quizás, el hecho de que sea una especie carismática la que está siendo afectada contribuya a una mayor sensibilización o conciencia ambiental de todas las partes involucradas en la ruta del plástico hacia los océanos: desde la industria petroquímica hasta los usuarios finales”, concluyó Arias.
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