La directora general del hospital regional Río Grande, Dra. Viviana Müller, expuso por Radio Universidad 93.5 la crítica situación del hospital regional Río Grande, que se encuentra al borde del colapso. “Tenemos una alta ocupación de camas en el hospital y una alta demanda de pacientes COVID positivos o con sospecha de tener COVID en la guardia. Nos preocupa que los casos no bajen y tenemos muchos pacientes complicados”, señaló.
Reconoció que “no tenemos la cantidad de camas disponibles para atender a todos. Más que las camas, es el recurso humano que pueda atender a todos los pacientes. Podemos armar 100 camas, pero no tenemos el recurso para atender a todos. En el hospital tenemos tres niveles de complejidad, de acuerdo a cómo clasificamos a los pacientes. Primero tenemos la guardia, y de cuatro pasamos a tener ocho camas, porque armamos cuatro más. Esas están todas ocupadas. En la sala de espera de la guardia tengo mucha gente esperando ser atendida”, dijo.
“Luego tenemos salas de clínica y cirugía, donde hay 40 camas. Ahí tengo 34 ocupadas y quedan muy pocas libres. Hay pacientes que tienen otras patologías, ya sea crónicas, oncológicas, y necesitan de una internación. A ellos los tenemos en la sala de cirugía, que es mixta. En un ala tengo pacientes sospechosos o con síntomas de COVID y en otra parte los pacientes que no son COVID y necesitan de la internación”, detalló.
El último parte del gobierno, correspondiente a este lunes, habla de 41 pacientes internados en sala general del hospital, 15 en terapia intensiva y 14 con respirador, y desde la guardia se sigue sumando demanda.
“La guardia está dividida en dos, porque a partir de junio armamos dos guardias. Una para pacientes que no tienen un cuadro respiratorio y es donde funcionaba salud mental. Donde estuvo siempre la guardia, se atiende guardia para COVID. La concurrencia es alta y la demora es grande, porque además del requerimiento de asistencia, de control de laboratorio o de una placa, muchos de esos pacientes quizás necesiten internación. Tenemos las ocho camas de la guardia ocupadas y esos pacientes necesitan atención de enfermería y del médico, que también están sobrecargados”, alertó.
Reiteró que “no tenemos recursos humanos para ampliar la capacidad que tenemos, por eso en algunos sectores ampliamos un poco el número de camas. Tenemos personal de enfermería afectado o aislado, porque en algunos casos son contactos estrechos de un familiar positivo. Están todos en el domicilio, también tenemos tres médicos clínicos, un médico terapista contratado del hospital cursando la enfermedad en su casa. Nosotros tenemos médicos de planta y terapistas contratados. Contamos con el apoyo del Dr. Serra, que es un médico del hospital de Ushuaia y nos está ayudando”, destacó.
Sin insumos
En materia de insumos también es compleja la situación y es común a todo el país: “No es que nosotros tenemos dificultades para conseguirlos, porque todo el país necesita del mismo insumo. Los laboratorios no alcanzan a tener una producción tal para abastecer a todo el país, e incluso muchos de los principios activos son importados. El mundo necesita de la misma medicación y se hace muy difícil. Hemos aprendido de la experiencia de España cómo se ha ido reemplazando la adquisición de los medicamentos para manejar los stocks y tratamos de imitar esa dinámica. Fuimos reemplazando y adquiriendo otros medicamentos, haciendo una cadena para no quedarnos sin medicación”, explicó.
“Esto es día a día y el contacto con laboratorios y proveedores es constante. Los insumos son escasos en el país. La semana pasada me llamaron del hospital de Río Gallegos para ver si les podía prestar medicación, pero la verdad no tengo. Entre el hospital de Ushuaia y el de Río Grande trabajamos juntos, nos apoyamos, nos mandamos medicación. Gracias a esa dinámica vamos haciendo frente a la necesidad. Hoy le pedimos a ellos, y cuando ellos estuvieron más complicados nosotros les mandábamos”, planteó.
Apoyo de médicos jubilados
La directora valoró el respaldo que están recibiendo de parte de médicos jubilados que trabajan ad honorem. “Muchos médicos jubilados del hospital nos están dando una mano enorme, porque están 10 ó 12 horas al teléfono. A ellos no los podemos exponer a atender directamente a un paciente porque son vulnerables. Pero nos dan una mano con el seguimiento telefónico de los pacientes, avisando a la guardia que hay un paciente complicado en su domicilio para que la ambulancia lo vaya a buscar, dando tranquilidad a la gente al tener un contacto directo por teléfono con un médico. Aprovecho para agradecerles porque al inicio de la pandemia se pusieron a disposición de lo que necesitáramos, sin cobrar”, manifestó.
Lo cierto es que el agotamiento del personal de salud se hace sentir: “Se están trabajando las ocho horas normales y luego tenemos guardias de 12, de 24, de lunes a lunes. Hay profesionales que trabajan más de 12 horas sin descanso, y otros han estado 36 horas de guardia”, dijo la médica.
Contagios que no bajan
La Dra. Müller no pudo predecir qué va a pasar si el número de contagios no baja. “La gente ha flexibilizado sus cuidados. Hay mucha gente que se junta, que ha dejado de usar los barbijos, hay reuniones familiares, se comparte el mate. No digo que sean todos porque hay gente que se cuida al extremo, pero vemos mucha gente en las plazas jugando al fútbol. Uno no sabe lo que pasa en el interior de las viviendas pero, si están jugando al fútbol 10, 15 ó 20 pibes grandes en la plaza, quiere decir que en el interior de la vivienda seguramente se siguen reuniendo. Ahí es cuando se pierden los cuidados, el distanciamiento, el uso del alcohol en gel, y aparecen los casos. Además la gente joven que no tiene tantos síntomas va contagiando a sus propias familias, a sus abuelos, sus padres. Sabemos que los factores de riesgo más importantes son la edad y las patologías como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, que es un factor de riesgo importantísimo. Muchos de los vecinos que fallecieron tenían sobrepeso u obesidad, con este tipo de patologías. También patologías oncológicas, pacientes que necesitan diálisis. Son sus propios familiares quienes los van contagiando. Hemos perdido la dimensión del peligro del virus. Se bajaron las barreras, los cuidados, y así estamos”, lamentó.
“Los recursos son escasos y se nos hace muy difícil a todos, por eso es importante que la gente sepa cómo está el hospital. Las medidas de prevención las sabemos desde el principio de la pandemia”, remarcó.
Bombos y pacientes
Finalmente se la consultó sobre el reclamo de ATE de recomposición salarial en la vereda del hospital. “Estuvieron en el frente del hospital haciendo una manifestación pero no alcancé a bajar. Lamento que hayan hecho tanto ruido al lado de un ala donde tenemos pacientes internados por COVID. Los canales para las discusiones, los pedidos de paritarias, los pedidos de recomposición, entiendo que están abiertos. Obviamente tienen derecho a manifestarse pero hoy tienen que buscar otra forma. No es el momento ni el lugar, porque hay 11 pacientes en ese sector, que es la zona de la entrada del hospital, y funciona como terapia intermedia. Son pacientes entre moderados y graves, que todavía no requieren ventilación mecánica. No son pacientes recuperados y necesitan tranquilidad, un espacio de silencio para recuperarse, y no que les estén tocando el bombo en la vereda”, expresó.
Asimismo, lamentó la pérdida del primer médico riograndense por COVID-19. “Realmente lo lamento muchísimo, envié mis condolencias a la familia y hacemos el mayor esfuerzo para no tener este tipo de desenlace. El recurso sanitario es vital en este momento y la pérdida de un colega de la salud es muy triste. Nos golpea a todos, pero tenemos que sobreponernos porque hay que seguir trabajando”, concluyó.
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