El 10 de diciembre de 1989 la sociedad riograndense se vio conmocionada por la terrible tragedia que se produjo en la zona del lago Yehuin, desmembrando a conocidas familias de lo que era, por entonces, una comunidad mucho más pequeña. Tres mayores y nueve chicos de entre 5 y 16 fallecieron tras caer a las frías aguas por un accidente sobre el cual aún hoy se realizan todo tipo de conjeturas. Una de las víctimas jamás pudo ser encontrada.
Pasaron 31 años desde la tarde del domingo 10 de diciembre de 1989 cuando varias familias acampaban en el lago Yehuin. Siendo las 18:00 aproximadamente, el propietario de la lancha Mario Sura decidió salir a dar una vuelta en el lago junto a otros dos mayores; Pedro “Cacho” Gallardo de 35 años y Carlos Santana de 47, llevando todos a sus hijos y a otros niños que los acompañaban en ese día de campo.
De repente, el drama.
Las crónicas de ese tiempo cuentan que al menos tres personas se bajaron del viaje a último momento, a causa de la falta de espacio, ya que la lancha estaba sobrepasada en su capacidad, por lo que varios familiares quedaron a la vera del lago esperando un regreso que nunca se produciría.
La lancha surcó hacia las frías aguas quedando a una gran distancia de la costa cuando se produjo la fatalidad sobre la cual se tejieron todo tipo de versiones, pero nunca se pudo comprobar fehacientemente el causal de tanto dolor.
Desde un niño que cayó al agua generando alerta a bordo y la desestabilización de la embarcación, hasta una vuelta de campana por el propio peso del excesivo pasaje, hasta una explicación que brindan con detalles técnicos, aquellos que conocían la lancha.
Para ello, un detalle no menor es que faltó el tapón de seguridad de un compartimiento estanco que poseía la embarcación en su base, lo que dificultó su hallazgo -así como el de varios cuerpos- ya que el compartimiento lleno de agua llevó la nave hacia las profundidades evitando que volviera a emerger.
“Después vinieron las tareas de rescate, el dolor generalizado por quienes tenían a las víctimas entre su gente cercana, eran todas familias de aquí, y el pesar contagió a la comunidad”, recuerda el historiador Mingo Gutiérrez en su crónica en Mensajero del Río.
En días de conmoción y búsqueda una gran cantidad de vecinos se acercó hacia este lugar para colaborar con los rastrillajes. Incluso se llegó a contar con rescatistas llegados de todo el pais y de Chile, repercutiendo el hecho en los grandes medios nacionales.
Las primeras esperanzas que hablaban de que la embarcación tuvo que atracar en un punto alejado del bosque aledaño al lago, quedaron despedazadas con el hallazgo del primer cuerpo de uno de los niños en la costa, y a las pocas horas con el hallazgo de uno de los mayores.
Desde un helicóptero que rastrillaba desde el cielo, se halló flotando el cuerpo de Pedro Cacho Gallardo, quien era el único ocupante que llevaba traje de neoprene, pero tampoco ellos lo salvo de perecer a causa de un paro cardiaco.
La incertidumbre y el dolor de las familias comenzó acrecentar cuando terminó siendo decisiva la colaboración de los buzos chilenos “cholgeros”, que por acostumbramiento resistían muchas más horas la inmersión en las frias aguas y finalmente pudieron dar con la lancha hundida, junto a casi la totalidad de sus ocupantes, quienes por distintas circunstancias habían quedado aprisionados en el fondo del lago.
A este terrible saldo dejado se sumó una incertidumbre que persiste hasta el día de hoy, la desaparición de la pequeña Carolina Gallardo de 10 años, quien nunca apareció a pesar de que los rastrillajes tanto en el agua como por los bosques linderos al lago se extendieron por mucho tiempo más.
Un año después se emplazó una larga cruz de troncos y una placa a metros del embarcadero donde quedarían como testimonio de que sus familiares jamás olvidarían a los tres mayores y nueve niños que el helado lago se llevó.
Las víctimas de la tragedia: Mario Sura de 30 años, Cristian Sura de 5 años, Pedro Gallardo 35 años, Carolina Gallardo 10 años, Daniel Gallardo 7 años, Carlos Santana 47 años, Fernando Santana de 16 años. Rodrigo Muñoz de 10 años, Arturo Muñoz de 12 años, Cristian Muñoz de 12 años, Fernando Saldivia de 7 años, Fabián Alvarado de 6 años.
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