La reciente investigación "Presente y futuro de la precipitación en la Antártida" publicada en la Revista Geophysical Research Letters (GRL) presentó resultados asombrosos respecto al escenario climático que enfrentará el continente blanco. Actualmente en esas latitudes, las precipitaciones líquidas (lluvia, llovizna o chubascos) son excepcionales. Sin embargo, en el año 2100 la intensidad, cantidad y frecuencia de estos hidrometeoros aumentará significativamente.
Si las emisiones de los gases efecto invernadero siguen en niveles altos, en 80 años más, la lluvia puede aumentar hasta en un 240 % en la Antártida. Como consecuencia de ello, sería más expedito el derretimiento de las capas de hielo. Y, como si eso fuera poco, el incremento del nivel del mar sería más abrumador en todo el mundo.
¿Cómo se llegó a estas conclusiones?
Medir las precipitaciones en la Antártida es todo un desafío. El equipo de investigadores recopiló el registro de precipitación de 10 estaciones meteorológicas, las cuales se encuentran distribuidas en todo el continente. Adicionalmente, se generó un reanálisis atmosférico, cuyas simulaciones y observaciones intentan entregar información que abarque una mayor superficie.
De esta manera, lograron concluir que los mayores montos de lluvia ocurrían en las costas y Península Antártica. En esta última, se observó un aumento de los valores de precipitación líquida entre los años 1955 y 1999. Sin embargo, desde el 2000 al 2015, las cifras disminuyeron considerablemente. Los científicos atribuyen este aumento y disminución a la constante variabilidad natural que experimenta la Antártida.
Pingüinos: los grandes perjudicados
Que los montos de agua caída incrementen en la zona central sería una noticia fantástica. Pero que esta condición meteorológica ocurra en lugares remotos del mundo, es un escenario desfavorable para la biodiversidad. Los más afectados son los polluelos de los pingüinos Emperador y Adelia.
Las plumas que cubren la piel de los polluelos no es impermeable. Al estar bajo un clima frío y ventoso, pueden llegar a congelarse. La etapa de reproducción se vería fuertemente deteriorada, ya que los pingüinos anidan en las costas de la Antártida. Por ende, tendríamos otra especie en peligro de extinción.
Este tipo de investigaciones son una herramienta y oportunidad para conocer nuestro planeta. Porque sólo conociendo el lugar que habitamos, seremos capaces de cuidarlo. Las acciones individuales son importantes, pero las leyes que podrían amparar, en este caso a los pingüinos, aún no existen.
Nada sacamos con plantear y plantear Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS). Se requiere seguir un foco puntual a nivel nacional, que sea coherente con la cultura de cada país. Y, para ello, es fundamental la investigación y, por supuesto, el correspondiente respaldo económico para quienes se dedican a generar el conocimiento.
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