El Hogar de Ancianos San Vicente de Paul, ubicado en Río Grande, celebra medio siglo de historia en la ciudad. La Licenciada Elba Nimer, trabajadora social y gerente del hogar, reflexionó sobre este importante aniversario. "50 años. Realmente es muy interesante que a lo largo de tanto tiempo se haya podido sostener la actividad. Esto nace de la sensibilidad de un grupo de pioneras que vieron que había un grupo de personas que se iban, en general, muy tempranamente al campo, sin prever una familia ni tampoco una vivienda que los pudiera sostener cuando fuesen viejitos", destacó.
El hogar tiene sus orígenes en el año 1943, y desde entonces ha sido un pilar para los más necesitados. "La obra ya estaba desde el año 43. Hubo una continuidad con crisis, como ocurre en todo grupo humano, pero por suerte se pudo sostener", añadió Nimer.
Sobre cómo es trabajar con personas mayores, Nimer explicó: "Es muy simpático. En realidad, es darles el lugar que tienen como pioneros de nuestro medio, que han hecho muchas obras en la ciudad, ya sea en el campo o en los aserraderos. Tienen historias maravillosas". Sin embargo, también reconoció las dificultades. "Muchos están un poco desconectados y es como que el hilo de la conversación a veces no se puede seguir perfectamente, pero es muy interesante y muy divertido además".
Uno de los grandes desafíos que enfrentan estas personas es aprender a vivir en comunidad después de haber estado acostumbrados a la soledad, incluso en lugares muy inhóspitos. "Ellos aprenden a vivir en comunidad. Muchos están acostumbrados a vivir solos, en lugares alejados. Es un proceso al principio, pero luego se acostumbran y ven los beneficios, como estar cuidados y acompañados", comentó.
El hogar funciona como una casa familiar, aunque con su propio ritmo y dinámica. "La cama no es una buena amiga, sobre todo en la vejez", explicó Nimer. La rutina comienza temprano, con el desayuno a las 8 de la mañana. Los residentes, si están en condiciones, pueden salir a hacer trámites o visitar amigos. "Algunos almuerzan afuera, en el QRU, que es su lugar. No es propaganda, pero es donde van a disfrutar de los manjares que les gustan", añadió.
En cuanto a las actividades dentro del hogar, los residentes colaboran en tareas como la huerta y el pan, según su estado de salud. Además, se organizan eventos internos con la participación de la comunidad. "La cooperativa eléctrica va a hacer una choripaneada el miércoles que viene, y vienen muchas personas jóvenes a compartir", comentó Nimer.
A lo largo de los años, muchos personajes históricos han estado vinculados al hogar. Nimer recordó a Federico Echelaine, quien en 1980 le enseñó la lengua ona. "Tuve la suerte de conocerlo, junto a otros personajes que dejaron su huella en la historia local", comentó.
Nimer también reflexionó sobre la importancia de la vejez como una etapa más de la vida. "El que niega los ciclos está negando la vida misma. Así como tienes una etapa de niñez, tienes una de madurez y una de vejez. El declinar es parte de la vida, cuando estamos partiendo para dejar que otros sigan con la humanidad", afirmó.
En cuanto al contexto de la ciudad, Nimer destacó la importancia de integrar a todas las generaciones. "Lo que nos faltó a lo largo de la vida fue poder apisonar las capas de las personas que fuimos llegando, para apropiarnos de la vida que íbamos a construir acá. Creo que eso está ocurriendo ahora con los chicos que ya están creciendo, la segunda o tercera generación de fueguinos, que ya tienen identidad y son parte de la comunidad", explicó.
Finalmente, Nimer dejó un mensaje para la comunidad. "Hoy, los chicos nos piden que los acompañemos. No nos dividamos en grupos, porque en comunidad somos todos: niños, adolescentes, adultos y viejitos", concluyó.
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