En las proximidades de Río Grande, específicamente entre Cabo Domingo y el puerto Caleta La Misión, se ha establecido un cementerio improvisado destinado a mascotas. Este espacio, que se extiende a lo largo de aproximadamente 300 metros y tiene una anchura de 50 metros, pertenece a la Dirección Provincial de Puertos. La falta de supervisión sanitaria en el área ha generado preocupación entre los residentes, ya que representa un posible riesgo de contaminación para la comunidad y el entorno natural cercano.

A pesar de la creciente demanda, la ciudad de Río Grande carece de legislación que regule la creación de cementerios para animales domésticos. En 2013, el entonces concejal Raúl von der Thusen propuso un proyecto para formalizar un espacio destinado a este fin. Sin embargo, la iniciativa no logró avanzar y fue archivada en abril de 2016, dejando a los amantes de las mascotas sin una solución oficial para el descanso de sus animales fallecidos.

Ante esta carencia normativa, los habitantes de Río Grande tomaron la iniciativa de establecer un cementerio para mascotas de manera autónoma. Aunque opera de forma "clandestina", el lugar se mantiene en buen estado, sin acumulación de basura y con cruces y piedras que delimitan claramente cada tumba. Actualmente, el recinto alberga alrededor de 250 sepulturas dedicadas a perros y gatos que han sido parte de numerosas familias locales. Las inscripciones en las cruces incluyen nombres y fechas de fallecimiento, y muchas de las tumbas están adornadas con objetos personales de las mascotas, como juguetes y collares, otorgando un carácter más humanizado a las sepulturas.

El crecimiento de este cementerio improvisado ha sido notable en los últimos meses, a pesar de que algunas tumbas datan de varios años atrás. Los dueños de las mascotas han mostrado su afecto y respeto depositando artículos que pertenecieron a sus animales, reflejando la importancia emocional que estos compañeros representan en sus vidas.

La ubicación del cementerio, a solo 50 metros del mar, también ha generado inquietudes respecto al impacto ambiental. La zona es frecuentada por aves migratorias y otras especies de fauna local, lo que aumenta el riesgo de contaminación debido a la ausencia de controles sanitarios adecuados. Hasta la fecha, las autoridades no han emitido un informe sobre el nivel de peligrosidad que este sitio podría representar para la salud pública y el ecosistema.

En respuesta a esta situación, en 2024 la concejal de Somos Fueguinos, Florencia Vargas, reanudó la propuesta original de Raúl von der Thusen para establecer un "Cementerio Municipal de Mascotas". Vargas destacó la importancia de contar con un espacio oficial que brinde a los dueños de mascotas una alternativa digna para el entierro de sus animales, especialmente para aquellos que viven en áreas con limitaciones de espacio o en edificios donde no es posible disponer de terrenos propios. La concejal argumenta que muchas personas se ven obligadas a recurrir a opciones inadecuadas, como dejar los restos en veterinarias, vertederos o en terrenos alejados de la ciudad, lo que subraya la necesidad urgente de una solución regulada y respetuosa.

Mientras tanto, la comunidad continúa utilizando el cementerio improvisado, valorando el cuidado y la dedicación que sus miembros han puesto en mantener este espacio como un lugar de descanso para sus queridos animales. La espera por una respuesta oficial persiste, y los vecinos esperan que las autoridades consideren seriamente la implementación de una normativa que reconozca y respalde el deseo de honrar la memoria de sus mascotas de manera adecuada y segura.