Un grupo de cocineras comunitarias exige al Estado no solo un salario digno, sino también el reconocimiento y respeto de la sociedad por la labor solidaria que desempeñan diariamente. En nombre de sus compañeras, una de ellas expresó la necesidad de contar con beneficios básicos, como obra social, destacando que su trabajo conlleva riesgos. “Nosotras no estamos cuidadas; muchas compañeras sufren quemaduras graves y, sin seguro médico, la salud se convierte en un costo que debemos cubrir nosotras mismas”, explicó.

El pedido de las cocineras no solo apunta a un ingreso económico, sino a la dignificación de su labor. “Nuestro trabajo va mucho más allá de cocinar. Somos trabajadoras del Estado en todo menos en el nombre, ya que no tenemos ningún tipo de reconocimiento o apoyo”, sostuvo una de las representantes. Además de preparar alimentos, las cocineras se dedican a apoyar emocionalmente a las personas que asisten a los comedores, convirtiéndose en un recurso integral para sus comunidades.

El problema se agrava ante el aumento de los costos de gas y electricidad, que afecta de manera directa a los comedores populares. “Es insostenible que en una provincia productora de gas tengamos que pagar tarifas tan altas”, expresó con indignación una de las cocineras. Para muchos comedores que no cuentan con acceso a gas natural, la dependencia de garrafas representa un gasto adicional que sale de los bolsillos de personas con empleos precarios o, en muchos casos, sin ingresos estables.

Estas mujeres también enfrentan prejuicios sociales. “Algunas personas piensan que estamos en esta situación porque queremos, pero no fue nuestra elección. Son las malas políticas las que nos empujaron a esta realidad”, denunció una cocinera, subrayando que su compromiso con la comunidad es profundo y que muchas de ellas llevan años trabajando en estos espacios.

Actualmente, alrededor de 74 cocineras sostienen a unas 10.000 personas en situación de vulnerabilidad. “¿Qué sucedería si dejamos de cocinar?”, cuestionó una de ellas, resaltando la importancia de su trabajo y la necesidad de que sea valorado. Como parte de su reclamo, están organizando un petitorio dirigido al gobierno provincial, donde demandarán no solo un salario digno, sino también medidas para aliviar la carga económica de los comedores.

El encuentro finalizó con un llamado de estas trabajadoras a la reflexión y acción por parte de las autoridades. “Estamos cansadas de hablar de pobreza, queremos empezar a hablar de justicia y de equidad”, concluyó la vocera, reafirmando que su lucha es por el reconocimiento de un trabajo esencial que, hasta ahora, ha sido invisibilizado.