En una reciente entrevista con FM Del Pueblo, el Ingeniero Dusan Canalis, referente de ganadería extensiva del INTA, analizó los efectos devastadores de la ola polar que ha golpeado la Patagonia, con un enfoque particular en la situación crítica que enfrenta Tierra del Fuego. La intensa ola de frío ha provocado una emergencia en la ganadería de la región, haciendo imperativa la implementación de estrategias de suplementación de emergencia para la supervivencia del ganado.
"El impacto de la ola polar en la Patagonia ha sido a nivel mundial. Todo el mundo vio cómo la Argentina, especialmente la Patagonia, quedó cubierta de nieve. Esto nos hace suponer que debajo de toda esa nieve hay vida, entre ellas animalitos, ovejas y ganado, que quedaron sin alimento y agua debido a la prolongada duración de las bajas temperaturas," afirmó Canalis.
En comunicación con FM Del Pueblo, Canalis explicó que las bajas temperaturas y la nieve han generado una situación crítica para la ganadería en la región. "Una de las propuestas para paliar estas situaciones es la suplementación de emergencia, que es, básicamente, proveerle al animal heno y forraje fibroso para mantenerlo con vida," indicó Canalis. Agregó que "la suplementación de emergencia no es para que el animal esté gordo y produciendo bien, sino para mantenerlo vivo."
El ingeniero destacó que bajo la gruesa capa de nieve, que se hizo evidente en imágenes satelitales, los pastos naturales quedaron inaccesibles para los animales. "Abajo de toda esa nieve debería haber pasto, que es el alimento natural de las ovejas y vacas que se crían en toda la Patagonia. Al quedar tapado de nieve, el animal quedó sin alimento, y por la duración tan larga de los fríos, en Tierra del Fuego tuvimos casi un mes sin temperaturas sobre cero," señaló Canalis. Además, la falta de agua mineralizada, a la que los animales están acostumbrados, agrava la situación, ya que la nieve derretida no proporciona los mismos nutrientes esenciales.
La previsión y almacenamiento de reservas de pastos en los campos es una práctica crucial, según Canalis. "Todo campo debería tener, al menos, un mínimo de reservas de fardos de pastos almacenados y un plan de contingencia para poder proveer ese pasto en caso de emergencia. En condiciones de intensa nevada, el acceso a los campos se vuelve muy complicado," explicó.
Canalis también mencionó que, aunque este invierno la nieve en Tierra del Fuego no fue tan intensa como en otras regiones, el frío extremo ha sido un desafío significativo. "Lo duro del invierno fue el frío, no tanto la nieve. Recién en los últimos días de esta ola de frío hubo intensas nevadas, pero por suerte después vino el deshielo. Aún así, varias estancias tuvieron que alimentar a sus animales para asegurar su supervivencia," relató.
En cuanto al impacto a largo plazo, el ingeniero advirtió que los inviernos duros pueden tener consecuencias graves para la ganadería. "Cuanto más duro sea el invierno, más propenso es el animal a sufrir un aborto, lo que afecta la producción futura de carne. Las estancias pierden no solo la producción actual sino también la maquinaria de producción, que son las ovejas y vacas preñadas," explicó Canalis.
Finalmente, Canalis subrayó el papel del INTA en la planificación y asesoramiento técnico para enfrentar estas emergencias. "El principal rol del INTA está en la planificación previa. En la ejecución, hacemos un seguimiento constante y alertamos a las áreas de producción de los distintos estamentos estatales para tratar de que ellos puedan volcar recursos para asistir a la emergencia. Nosotros particularmente no tenemos recursos propios para asistir, pero ofrecemos apoyo técnico esencial," concluyó Canalis.
La situación en Tierra del Fuego refleja la gravedad de los efectos climáticos extremos en la ganadería y la necesidad urgente de estrategias de mitigación y preparación adecuadas para proteger la vida y la producción ganadera en la región.
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