El 12 de julio de 1937 nace el Club Deportivo y Cultural General San Martín, con el objetivo de crear un espacio donde los niños pueden realizar diversas actividades sin necesidad de pasar frío en las plazas.
Cabe destacar que, en ese entonces el pueblo era muy pequeños y el clima no prácticamente lo que es actualmente. El frío, las nevadas, el hielo impedían a los jóvenes poder jugar sin causarle algún resfrío.
Es así como un conjunto de padres que consideraban lo mismo decidió reunirse para comenzar a planificar lo que sería hoy el club. Se reunieron en las calles San Martín y Sebastián Elcano, en el que posteriormente se formaría una comisión directiva constituida por Alberto Rivas (presidente), Francisco Bilbao Arriola (vicepresidente), Alberto González (secretario), entre otros hombres que serían vocales y tesoreros.
Una vez planificado todo y con los respectivos cargos seleccionados, el recientemente club conformado, comenzaría a funcionar en el comercio de don Raful situado en la calle 9 de julio (entre Perito Moreno y Alberdi). Tiempo después, se produce un incendio de gran inmensidad, ya que el fuego se expandió por toda la cuadra y llevándose todo aquello que con esfuerzo se había podido conseguir.
Casi absolutamente nada, se logró rescatar entre lo escombros y el hollín que expulsaba el lugar, lamentablemente, el acta donde quedaba por escrito la fundación de este se convirtió en cenizas. Los posteriores años fue triste y duro, no solo para las personas que lo habían hecho posible, sino que también, los jóvenes y niños que se habían acostumbrado a ir.
Todo este panorama era oscuro, hasta que decidieron conversar con Raúl Antoniejevic quien les otorgó la cede del club, la cual se ubicaba en Avenida San Martín y Libertad. Finalmente, los directivos lograban ver un poco de luz ante tanta oscuridad, ya que en un año más tarde se conseguiría que Héctor Francisco Mora otorgué dinero con el que ellos en ese entonces, no contaban para comenzar la construcción de la sede, la cual tendría lugar en la calle O’Higgins al 46.
Para 1971, la Comisión Directiva de ese entonces comienza a conformar los planos para la construcción de la Sede Social, una vez listos estos algunos integrantes logran contactarse un año después con Francisco “Paco” Manrique. Este les otorgaría $30.000.000, dicha cifra de dinero había salido del Ministerio de Economía y de la Lotería Nacional.
Con la entrega del dinero y los planos listos se comienza con la construcción de este, trasladando primeramente la cancha hacia el espacio que ocupa actualmente la Escuela Provincial N°10, pero bajo la necesidad de construir la institución no se lo pudo utilizar. Posteriormente, se redirigió hacia las calles José Ingenieros y Ricardo Rojas.
Lo más duro que tuvieran que soportar fue era seleccionar un lugar y poder retenerlo, pero en ese proceso impedir el loteo y la urbanización. Afortunadamente, con el tiempo todo fue tomando forma y finalmente para diciembre de 1986 queda inaugurado el gimnasio, en dicho evento estuvo presente el presidente de la Comisión Directiva a cargo de Abraham Orlando el cual tomó la determinación de colocarle el nombre de “Eduardo Rogolini” principal fundador e impulsor de dicho lugar.
Su inauguración no solo vino a cambiar la vida de los niños y jóvenes que asistirían, sino que también, la de los adultos, ya que se había convertido en un sitio clave de recreación para la familia. Es así como llegaba el fin de semana y los vecinos esperaban los festivales, peñas, kermeses, bailes, con músicos en vivo, entre otras actividades de los cuales los vecinos participaban activamente.
Asimismo, el sitio se comenzó a alquilar para realizar casamientos u/o fiestas que convocaban a una gran cantidad de personas. En la época de los 90 el gobierno solicitaba el lugar para el festejo de los antiguos pobladores.
Si bien, el principal deporte de cabecera fue, es y será el futbol, también admite el boxeo y el ping pong mediante la incorporación de las mesas propias para jugar. Cabe destacar que, los primeros equipos de futbol fueron conformados por trabajadores de las estancias que se enfrentaban a los equipos chilenos provenientes de Punta Arenas, Porvenir, Puerto Natales y Cerro Sombrero.
A cada partido en el que asistían o lugar al que se trasladaban eran destacados por su camiseta color blanca con un “V” de color azul, esta fue producto de previas casacas que los identifique del club al que representaban. En esa época no había dinero de sobra, entonces debían realizar alguna marca que los identifique, es por lo que se colocaron una camisa y le formaron con una cinta azul el logo previamente mencionado.
Les hicieron honor a sus colores, en ese entonces no existía y no se tenía la necesidad de muchos recursos para jugar al futbol con lo que había y lo que se podía se participaba, era un espacio de recreación que requirió mucho esfuerzo y cuidado por todos los que asistían. Los jugadores conocían la historia y eso los impulsaba a ser más constante con el deporte, tal fue el esfuerzo que le dieron el honor de alzar la copa que los convierte en Campeones Nacionales de Futsal y al año siguiente en el año 1995 salen terceros en el campeonato sudamericano.
Actualmente, este cuenta con alrededor 400 socios y se mantiene económicamente del alquiler de dicho lugar. Recordemos que cada año se realiza el “Baile del Recuerdo”, la peña de “Esperando el 25 de mayo” y “Día de la Tradición, entre los partidos icónicos, al igual que causas benéficas y homenajes a grandes personas como lo fue Walter Buscemi.
Sin duda el Club San Martin no es solo una cancha, sino que tiene una razón social y fue construida bajo estas bases. Los vecinos lo vieron crecer, lo acompañaron y cuidaron como una segunda casa, hoy cumple 83 años desde su conformación y les deseamos muchos años más.
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