
Lo que comenzó como un hecho delictivo terminó convirtiéndose en una pesadilla burocrática para Paula Wildner, vecina de Río Grande. El 1 de enero, alrededor de las 19:30, sufrió el robo de su estéreo y un bolso con los elementos deportivos de su hija en el estacionamiento de su domicilio, ubicado en Rosales al 540. Entre los objetos sustraídos se encontraban dos palos de hockey, una pelota de básquet y documentación importante.
Días después, otro robo sacudió la zona: una joven fue víctima del hurto de una notebook en la dársena del supermercado La Anónima. Ambos hechos dieron lugar a una serie de allanamientos que resultaron en el hallazgo de las pertenencias de Paula.
Sin embargo, la recuperación de sus objetos no significó el fin de su calvario. A pesar de que la policía localizó sus pertenencias en un allanamiento realizado el 11 de enero, nadie se comunicó con ella para informarle. Fue a través de las redes sociales que Paula se enteró de la recuperación. "Me dijeron que fuera al juzgado", relató, iniciando así un proceso interminable de trámites burocráticos.
Desde hace casi tres meses, Paula sigue esperando que le devuelvan lo que le robaron. "Me dicen que debo esperar a ver qué decide el fiscal", explica con resignación. Mientras tanto, su hija continúa sin los elementos necesarios para entrenar, y Paula no tiene los recursos para reemplazarlos.
"Mis cosas estuvieron más tiempo retenidas por la policía y el juzgado que en manos del ladrón", reflexiona indignada.
El parte policial indica que las investigaciones llevaron a la intervención del Juzgado de turno, que ordenó allanamientos en tres domicilios: Prefectura Naval al 100, Almafuerte 1082 y Finochio 2065. En este último, se encontró un vehículo Daewoo Tico color blanco, presuntamente utilizado en el hecho delictivo, y diversos objetos robados, entre ellos los elementos de hockey de Paula.
A pesar de que las pruebas están a la vista y que los sospechosos han sido notificados de sus derechos y garantías procesales, la víctima sigue esperando una solución. "No solo tuve que soportar el robo, sino que ahora el mismo sistema que debería ayudarme me somete a esta espera interminable", concluye Paula, sin respuestas ni certezas sobre cuándo podrá recuperar lo que le pertenece.
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