
Luis Schriber, referente de los almaceneros, analizó el panorama comercial de este 2024, marcado por grandes desafíos y cambios en los hábitos de consumo de los vecinos. En su testimonio, resaltó cómo las dificultades económicas han llevado a una adaptación constante en los pequeños comercios de barrio.
“El año fue de muchos cambios en la estructura del comercio, digamos en la metodología de venta, buscando muchas ofertas, cambiando el tipo de mercadería, de primera línea a segundas marcas de buena calidad”, expresó Schriber, quien destacó que los clientes optan cada vez más por productos accesibles, como vinos de menor costo o alimentos básicos a precios competitivos.
A pesar de ello, señaló que las fiestas no generaron el movimiento esperado: “Fue casi como el año pasado. Las ventas en las fiestas no se notaron como algo festivo. No está este derrame de optimismo que tiene Nación, porque, a ver, se habla de una desaceleración de la inflación, pero parece que no llegó todavía a sentirlo en el bolsillo de la gente. El bolsillo de la gente está muy caído, ese es el problema”.
En este contexto, Schriber enfatizó una tendencia creciente: los consumidores están eligiendo cada vez más los comercios de barrio en lugar de las grandes superficies. “La gente empezó a fijar precios. Antes ni preguntaba, ahora sí. Y se está dando cuenta de que muchos de los productos que consumen a diario están más baratos en los negocios chicos. Nosotros siempre vimos esa diferencia, aunque debería ser al revés”, afirmó.
Entre los productos más demandados en los pequeños comercios, mencionó los huevos, algunas líneas de quesos y productos básicos como el puré o las latas de tomate. Además, subrayó que, a diferencia de los supermercados, los comercios de barrio tienen una relación más directa con las preferencias de los clientes. “Sabemos lo que quiere la gente y traemos lo que quiere. Esa es la diferencia”, explicó.
Respecto al próximo año, Schriber no fue optimista. “Todo apunta a que 2025 será igual. Lo que nos va a mejorar es que haya más trabajo y que el trabajo sea mejor pago. En la medida que la gente pueda consumir un poco más, nosotros podemos trabajar mejor”, comentó, señalando la necesidad de políticas que reactiven el empleo y mejoren los ingresos de los trabajadores.
Por último, destacó un cambio de hábitos en el consumo diario. “Antes la gente compraba por cantidad, ahora se lleva lo justo y necesario para el día. Dos manzanas, una cebolla, lo que necesita para no tirar nada. Eso nos ha permitido adaptarnos y seguir trabajando”, concluyó.
De cara al brindis de fin de año, Schriber expresó sus deseos: “Que todo mejore, que haya más trabajo como siempre. Ojalá por fin empecemos a arrancar”.
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