
En 2019, Río Grande dio un paso importante hacia la inclusión al aprobar una ordenanza que prohíbe el uso de pirotecnia sonora, medida impulsada para proteger a personas con hipersensibilidad auditiva, especialmente niños con autismo, y evitar el sufrimiento de los animales. Sin embargo, esta decisión, acompañada de opiniones encontradas, dejó un vacío en las celebraciones que la comunidad aún recuerda con nostalgia.
El encendido del Árbol de Navidad, tradicionalmente acompañado por fuegos artificiales, era un evento esperado con ansias por los vecinos. "Era una experiencia mágica, especialmente para los más pequeños, que quedaban fascinados con los colores y formas", señalaron algunos residentes. Pero el ruido asociado a este tipo de espectáculos generaba crisis en personas con discapacidad auditiva y molestias en sectores vulnerables, lo que impulsó la decisión de prohibirlo.
Propuestas de alternativas inclusivas
En el marco del debate, se han planteado opciones como la pirotecnia fría, espectáculos de luces láser y drones. Estas alternativas, que ya se implementan en otras ciudades del mundo, ofrecen shows visuales sin ruido y respetuosos con el medio ambiente. Sin embargo, el alto costo de estas tecnologías ha dificultado su adopción en Río Grande. "Se podrían prever en el futuro espectáculos que mantengan la magia del evento y sean accesibles para todos", comentaron desde la comunidad.
Celebraciones que buscan evolucionar
En vísperas de un nuevo encendido del Árbol de Navidad, los vecinos vuelven a pedir que se consideren opciones modernas que recuperen el espíritu de las festividades. Mientras tanto, el evento sigue siendo un punto de encuentro comunitario, con actividades que priorizan la inclusión y la participación de todos los ciudadanos.
El debate en torno a la pirotecnia en Río Grande refleja los desafíos de equilibrar tradición y modernidad en una comunidad que busca evolucionar hacia un modelo más inclusivoy sostenible.
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