
Rosana Esquivel, madre de un joven con graves problemas de consumo, se presentó esta mañana en los Tribunales de Río Grande para exigir medidas judiciales que permitan proteger la vida de su hijo. La mujer expresó su desesperación al detallar las condiciones extremas en las que vive su hijo, quien, según relató, ha vendido todas sus pertenencias, incluso puertas y ventanas de su casa, para sostener su adicción al crack.
“La situación es crítica”, afirmó Rosana, quien desde el 2 de diciembre solicita la intervención judicial para que su hijo sea internado. Según describió, el joven se encuentra en condiciones de extrema precariedad: “Se calefacciona con una manguera que enciende con un encendedor, no tiene agua caliente ni para bañarse, y está vendiendo todo lo que puede para consumir. Es un chico sano, bueno, pero está completamente atrapado por la adicción”.
La madre también denunció el constante peregrinaje judicial que ha enfrentado para intentar salvar a su hijo. “Hice la denuncia en la comisaría, pero tardaron en enviarla al juzgado. Pasó por varias instancias hasta llegar al Juzgado número 1, donde ahora estoy esperando que el juez Fernando González se expida. Es urgente que actúen antes de que sea demasiado tarde”, explicó.
Conmovida por la situación, Rosana compartió su lucha diaria por acompañar a su hijo, aunque reconoce que necesita apoyo legal. “Estoy constantemente pendiente de él, pero no puedo manejar esto sola. Mi hijo ya tuvo una sobredosis, y me enteré de casualidad. En cualquier momento podría ocurrir una tragedia”, lamentó. Además, enfatizó que, aunque mantiene contacto con él por celular, teme que pueda quitarse la vida debido a su deteriorado estado físico y mental.
La madre cuestionó las limitaciones de la ley de salud mental, que impide la internación involuntaria sin consentimiento. “Aunque él no quiera internarse, ya no tiene razonamiento. Lleva diez años consumiendo crack, no le importa nada, ni su trabajo, ni su bienestar. Necesita ayuda urgente, y la justicia tiene que actuar para salvarlo”, declaró.
Rosana también reveló que su propia salud se ha visto afectada por la situación, lo que le impide brindarle la contención necesaria. “Estoy en tratamiento psiquiátrico y psicológico por todo esto. No puedo tenerlo conmigo, él necesita un lugar donde reciba la ayuda adecuada”, aseguró.
En un llamado a la justicia, la madre pidió que se priorice la vida de su hijo: “Esto no es solo un problema de consumo, es una cuestión de vida o muerte. Suplico que intervengan para salvarlo, porque no puedo sola y ya no hay tiempo que perder”.
El caso de Rosana refleja una lucha incansable por la vida de su hijo, pero también pone de manifiesto las fallas en el sistema judicial y de salud para atender situaciones de extrema vulnerabilidad como esta.
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