Gabriel Jiménez, el audaz joven santiagueño, ha culminado una increíble travesía en su motocicleta Honda Wave de 110 cilindradas. Desde el pasado 16 de febrero, se embarcó en un viaje que lo llevó a recorrer diversos puntos de Argentina con el objetivo final de alcanzar Ushuaia, en Tierra del Fuego. Nuevo Diario tuvo el privilegio de conversar, por segunda vez, con el aventurero, ahora sobre su llegada a destino.
"El lunes a las 8 de la mañana salí de Río Gallegos donde me quedé en la casa de un amigo de Santiago (Leo). Ese día, cuando estaba saliendo, se largó a llover justo en ese momento. Como ya tenía todo preparado para salir, me puse el traje de lluvia y salí medio bajo la lluvia", relata Gabriel sobre sus primeros pasos en esta odisea sobre ruedas.
El viaje implicó trámites aduaneros y fronterizos que Gabriel sorteó con destreza y paciencia. "Para cruzar a Chile tuve que hacer los papeles de salida del país y aduana, donde únicamente me pidieron licencia de la moto y DNI (nada más). Más adelante hice el ingreso a Chile, donde me pidieron también la cédula de la moto y DNI, más un ticket que me dieron en la aduana argentina, y también tuve que hacer una declaración jurada", detalla Gabriel sobre los trámites fronterizos.
A lo largo de su trayecto, Gabriel se encontró con paisajes impresionantes y desafíos climáticos. "Desde ahí seguí por la ruta 257 en Chile hasta llegar al estrecho de Magallanes, donde crucé en una balsa que pagué 11.500 pesos argentinos, eso es lo que cobran para motos", comparte Gabriel. "Una vez que crucé hacia el otro lado, seguí por la ruta 257 de Chile hasta pasar nuevamente la frontera, donde en el sector chileno me pidieron un formulario que me dieron al ingresar al país. Ahí hice la salida de Chile y, más adelante, en la frontera argentina, volví a hacer el ingreso al sector argentino a la altura de San Sebastián".
La travesía no estuvo exenta de momentos difíciles. "En el camino a Río Grande me agarró la noche, mucho frío y viento fuerte", recuerda Gabriel. Sin embargo, el apoyo de amigos y conocidos fue crucial en su travesía. "Hice noche en casa de Cristian, un amigo viajero que conocí en La Pampa", menciona, resaltando la importancia de las conexiones humanas en su viaje.
"A Ushuaia llegué a las 17. Una vez que ingresé a Ushuaia me puse a buscar donde quedarme a pasar la noche ya sea en carpa o lo que sea, ya que yo vine sin saber donde me iba a quedar aquí. En el transcurso de lo que me paré a buscar algo en el mapa de lo lindo que estaba el clima aquí soleado y sin frío. De repente se largó el agua y me vine directo a una moto posada que es un hospedaje para moto viajeros, aquí me instalé y pagué hospedaje por solo 4 días, ya que es para lo que me alcanzó porque se me está terminado la plata que traje. Y el resto del tiempo que me quede lo haré acampando a menos que lo antes posible consiga un trabajo para poder solventar lo que es la estadía más comida. Y a la vez ir recaudando algo de plata para seguir viaje cuando me toque salir que es ahí cuando haré el regreso por la Ruta 40 empezando desde el km 0 en Cabo Vírgenes hasta la Quiaca que es donde termina", comentó.
El viaje de Gabriel no solo fue una hazaña personal, sino también una experiencia de solidaridad y gratitud hacia aquellos que lo ayudaron en el camino. "Me gustaría agregar y resaltar una mención en agradecimiento a las personas que me ayudaron en el camino, ya que también de una u otra manera fueron parte de esta aventura", enfatiza Gabriel, enumerando a personas que lo ayudaron en distintas etapas de su recorrido, desde Santiago hasta Tierra del Fuego.
"En Córdoba Capital Matías Sandez amigo de Santiago, Colonia Santa María, La Pampa, Don Eduardo Buss, un hombre que me ayudó a instalarme en un camping y al otro día amablemente me llevó unas cosas para comer. Puerto Madryn, mis tíos y primos, en Comodoro Rivadavia, Mauro Llanes amigo santiagueño, Río Gallegos, Leo García amigo de Santiago y en Río Grande Cristian, un amigo viajero que me hice en la ruta", resaltó por todas las personas que lo ayudaron.
Una vez en Ushuaia, Gabriel se enfrenta a nuevos desafíos logísticos y económicos. "Una vez que ingresé a Ushuaia, me puse a buscar donde quedarme a pasar la noche ya sea en carpa o lo que sea, ya que vine sin saber dónde me iba a quedar aquí", explica. Con ingenio y determinación, planea acampar y, eventualmente, buscar empleo para continuar financiando su aventura y prepararse para el regreso por la mítica Ruta 40.
Por último agradeció al Nuevo Diario por las repercusiones que tuvo en su primera entrevista y por dar a conocer este tipo de historias.
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