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partir del despido de quince obreros, por parte de la empresa Foxman, comienza un duro conflicto que se va agravando en el transcurso de la semana. Los compañeros de los cesanteados deciden permanecer en la fábrica hasta lograr su reincorporación, logrando concitar algunas adhesiones solidarias de los metalúrgicos y otros gremios.
Este conflicto se suma al de la UOM de Ushuaia, que ya llevaba dos semanas de huelga general en demanda del denominado “tres por uno” (equiparación convencional con Río Grande). Esta medida de fuerza contó con un alto grado de combatividad e inauguró la presencia de piqueteros en los conflictos sociales.
En esos días, otro conflicto se suscitaba en el Hospital Regional Río Grande, por el despido del médico Raúl Huetagoyena, que logró el apoyo del personal y de sectores de la comunidad.
Además, la ausencia del gobernador José Estabillo, había dejado en manos del vicegobernador Miguel Ángel Castro el manejo del conflicto. El Poder Ejecutivo Nacional había enviado gendarmes para sumarlos al operativo represivo. Esta medida dio lugar a un singular cruce de acusaciones, desde la Gobernación se afirmaba que fue una decisión del poder central y desde Buenos Aires se aseguraba que el movimiento de tropas se realizó por un expreso pedido del primer mandatario provincial.
Estas medidas de acción directa convergían componiendo un cuadro conflictivo inédito en Tierra del Fuego. Pero, la iniciativa represiva del gobierno fueguino potenció aún más la conmoción social. En la madrugada del 28 de mayo, “un operativo represivo descomunal se propuso aplastar el conflicto. Palos, balas de goma y algunos tiros disparados al aire se descargaron sobre un puñado de obreros y periodistas que estaban en la puerta de la planta”. Luego, desalojaron a los ocupantes de la fábrica. (Bernardo Veksler. Rebeliones en el Fin del Mundo).
La represión produjo una reacción popular de repudio que desembocó en una de las movilizaciones más nutridas de la historia fueguina.
El conflicto alcanzó una repercusión nacional inmediata, que atrajo a la isla a numerosos reporteros nacionales e internacionales.
La solución se incubó en un programa de televisión porteño, en el que participaron sindicalistas y empresarios fueguinos, generándose un diálogo que desembocó en la resolución favorable a los trabajadores de todos los conflictos.
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