En una reciente entrevista con FM Del Pueblo, el biólogo e investigador del CONICET en el CADIC, Mariano Díez, expresó su preocupación por una propuesta empresarial que busca reactivar la salmonecultura en las aguas de Tierra del Fuego. Según Díez, esta iniciativa contraviene la ley vigente que prohíbe esta práctica debido a los impactos ambientales negativos ya observados en experiencias similares, como en el sur de Chile.
Díez explicó que la comunidad científica fue sorprendida por esta propuesta, ya que la legislación actual prohíbe la salmonecultura en aguas lacustres y marítimas de la región. "Parece que se quiere revertir esta situación a través de intenciones empresariales y políticas, incluso con la presentación de un proyecto para modificar la ley," comentó.
El biólogo subrayó la importancia de diferenciar entre los métodos de cultivo en tierra y en el mar. "El cultivo en tierra, mediante sistemas de recirculación cerrada, no genera el impacto ambiental que produce la tecnología de cultivo en el mar," explicó. Estos sistemas, adoptados por países como Noruega, principal productor mundial de salmón, ofrecen numerosos beneficios, incluyendo una mayor calidad del producto final y la ausencia de enfermedades que afectan a los peces cultivados en el mar.
En su análisis, Díez destacó los graves problemas asociados a la salmonecultura en el mar, tales como la necesidad de utilizar grandes cantidades de antibióticos, la acumulación de sedimentos anóxicos en el fondo marino y el riesgo de escapes de peces que afectan la fauna nativa. "Estos factores fueron considerados al momento de crear la ley que prohíbe esta práctica en Tierra del Fuego," añadió.
Cuando se le preguntó sobre las alternativas viables, Díez fue claro: "La única opción es el cultivo en tierra, que es hacia donde se dirige la tendencia mundial. Aunque la inversión inicial es similar para ambos métodos, los beneficios ambientales y de calidad del producto hacen que el cultivo en tierra sea la mejor opción."
Díez también abordó las preocupaciones económicas y de empleo. "No soy especialista en economía, pero la cantidad de mano de obra necesaria para el cultivo en tierra no es necesariamente mayor que en el mar. Además, los subproductos del cultivo en tierra, como fertilizantes y agua para riego, pueden compensar los costos adicionales," argumentó.
El investigador hizo hincapié en que los consumidores europeos ya prefieren productos con sello verde, indicativo de un cultivo sostenible en sistemas de recirculación cerrada, frente a aquellos con sello rojo, que provienen de cultivos en el mar. Esto demuestra una tendencia hacia la sostenibilidad que también puede ser económicamente viable.
Finalmente, Díez se mostró en línea con la postura de muchos legisladores que han expresado su intención de mantener la ley vigente y evitar la reactivación de la salmonecultura en aguas abiertas. "Nuestra postura es la misma: la opción viable y sostenible es el cultivo en sistemas de recirculación cerrada," concluyó.
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