Durante el mediodía de hoy se dio inicio a la etapa de alegatos en el juicio seguido a Facundo Oscar Mancilla y Eduardo Javier Acosta acusados de haber dado muerte a Juan Carlos Lucena. Desde el Ministerio Publico Fiscal representado por la fiscal del caso, Verónica Marchisio, se pidió la pena máxima para este tipo de delitos, contemplada en el código penal.

La fiscal realizó un sentido homenaje a Carlos Lucena y en los alegatos expuso “considerarse la falta de antecedentes penales, condenar la excesiva violencia puesta de manifiesto, la desaprensión a la vida, la gravedad del hecho, el alto grado de peligrosidad demostrado, la extrema crueldad desplegada y los motivos que los llevaron a delinquir”.

Luego del cuarto intermedio, la fiscal habló con los medios y sostuvo “debemos recordar como dije en el alegato, que el bien jurídico, la norma tiene una ultrafinalidad, la vida humana de una persona incluye muchísimas cosas y en eso la familia juega un rol esencial”.

En este sentido agregó “yo al señor Juan Carlos Lucena no lo conocí en vida, pero si lo conocí a través de la investigación y de la familia con la cual mantuve y mantengo ese contacto directo a lo largo de esta investigación, dándonos apoyo mutuo, motivándonos, poniéndonos al tanto, entonces hay que valorar lo que la norma pretende”.

Respecto a la solicitud de la pena máxima, la Dra. Marchisio sostuvo “planteamos una hipótesis de un homicidio agravado que conlleva la pena de perpetua, que no puede disminuir de lo estipulado por el código penal. Estimamos que ambos comprendían sus acciones. Ambos fueron coautores y cumplieron con su finalidad, matarlo para robar y para procurar la impunidad”.

Por su parte destacó el trabajo de todos los intervinientes en la causa, “la policía científica que nos llevó a demonstrar todo el resultado de material genético de ADN. La comisaria tercera, que resolvió este caso en pocas horas. Y del ministerio público, que es quien ordena las medidas”.

De acuerdo a las lagunas mentales mencionadas por los acusados la fiscal entendió que “decían no acordarse de nada, pero en otros pasajes, uno de ellos dijo que había ido a un kisoco. Esa amnesia de la que habla el psiquiatra son amnesias elegidas para conveniencia de ellos, porque sabían perfectamente donde vivían, en que cama debían acostarse y que quisieron descartar un arma”.