En ese tratado, se designó a las Islas como "Las Malvinas", lo cual generó reacciones encontradas y tensiones entre ambas partes.
La declaración conjunta en el tratado respaldado por la UE y 32 países latinoamericanos menciona la cuestión de la soberanía sobre las Islas Malvinas/Falkland Islands.
En el texto, se toma nota de la posición histórica de la Celac y se destaca la importancia del diálogo y el respeto al derecho internacional para resolver pacíficamente las controversias.
Antes de la cumbre en la que se firmó el tratado, el ministro de Relaciones Exteriores británico, James Cleverly, había instado a la UE a evitar mencionar el nombre de las Islas Malvinas.
Sin embargo, al haber abandonado el bloque, la UE afirmó que no tenía competencia para opinar sobre el asunto.
El Gobierno argentino por su parte, recibió el reconocimiento del nombre argentino de las Islas Malvinas en el tratado como una "victoria diplomática".
El canciller Santiago Cafiero consideró que la declaración conjunta representaba un llamado de la comunidad internacional al Reino Unido para que aceptara reanudar las negociaciones de soberanía con Argentina.
Por otro lado, una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido se mostró en contra del uso del nombre Malvinas y reiteró que las Islas son territorio británico de ultramar.
Afirmó que la voluntad de los habitantes de las Malvinas es clara, ya que en el referéndum de 2013 votaron abrumadoramente a favor de seguir siendo parte del Reino Unido.
La disputa entre las partes involucradas persiste y el uso del nombre Malvinas en el tratado reavivó el debate sobre la soberanía de las islas en el Atlántico Sur.
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